El 35% de los jóvenes entre 25 y 34 años no tiene ni el Bachillerato

En España hay 1,9 millones de chicos que ni estudian ni trabajan, la cifra más alta de la UE

La burbuja inmobiliaria ha hecho mucho daño a España también desde el punto de vista educativo. El 35% de los chicos y chicas de entre 25 y 34 años no tiene al menos estudios de Bachillerato o su equivalencia en FP. Podrían integrar la Generación del ladrillo que, entre los boyantes años de 2001 y 2008, estaban en edad de cursar estudios posobligatorios y colgaron masivamente los libros para emplearse en la construcción o en la hostelería. El comienzo de la crisis les pilló veinteañeros, algunos llegando a la treintena. Y se quedaron en un limbo profesional. El 61% de esta generación no tiene título universitario, ni doctorado, ni un diploma de FP superior.

Los porcentajes corresponden al informe Panorama de la Educación 2013, que elabora cada año la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) y que, con datos correspondientes a 2010 y 2011, presentó ayer de forma simultánea en medio mundo.

La OCDE siempre insiste en que, «con niveles educativos más altos, las personas están menos expuestas al desempleo» y ganan más dinero (por ejemplo, los que van a la Universidad cobran un 40% que los que sólo tienen el Bachillerato, que, a su vez, ganan un 20% más que los que tienen una educación inferior). Pero en España no hicimos caso durante la década pasada y los jóvenes fueron buscando el dinero rápido y fácil. La consecuencia es que sólo el 65% de los miembros de esta generación ha alcanzado en España al menos la segunda etapa de Educación Secundaria. El porcentaje es del 82% en la media de la OCDE y del 84% en la media de la UE.

Además, el 39% de estos jóvenes de entre 25 y 34 años tiene Educación Terciaria, la misma proporción que la media de la OCDE y algo superior a la de Europa (36%). En esta estadística estamos como los otros países, e incluso la generación que hoy tiene entre 35 y 44 años fue más a la Universidad (37%) que en la OCDE (34%) o en la UE (31%).

El problema está en dejarlo todo antes de Bachillerato. Y a ello se refirió ayer con preocupación la secretaria de Estado de Educación, Montserrat Gomendio, que admitió que «las deficiencias del sistema educativo español están en la base de esa proporción de estudiantes que no terminan la educación obligatoria o no continúan sus estudios más allá de esta etapa». «Hemos mejorado favorablemente, pero no tan rápido como la media de la OCDE. Es en esta etapa donde hay que concentrar los esfuerzos», añadió.

La canaria Gara Rojas, analista de Educación de la OCDE, subrayó a este periódico la importancia de «darle a estos jóvenes una segunda oportunidad» para que retomen su formación, con el fin de que no se conviertan en «una generación perdida».

Es cierto que esta Generación del ladrillo ha estudiado más allá que lo que han podido hacer las anteriores. Por ejemplo, sólo el 35% de los chicos de la posguerra (los de entre 55 y 64 años) tiene al menos la segunda etapa de Secundaria. La situación mejoró bastante con la siguiente generación, la del baby boom (entre 45 y 54 años): el porcentaje creció 16 puntos porcentuales, hasta el 50%. La Generación de la EGB (los de entre 35 y 44 años), estudiaron al menos el Bachillerato o su equivalente en un 61%, lo que significa un aumento de 11 puntos más. Pero en la Generación del ladrillo la situación se estancó y el crecimiento ha sido sólo de tres puntos porcentuales.

¿Y qué pasa con los ninis? Los ninis, para la OCDE, son los jóvenes de 15 a 29 años que ni estudian ni trabajan. En 2011 se contabilizaron 1.956.900 chicos y chicas, el 24,4% de la población española en ese grupo de edad. Es decir, uno de cada cuatro jóvenes. Según confirmaron fuentes de este organismo, «es la cifra de ninis más elevada de la UE».

Lo peor es que la situación no mejora: han subido del 16,8% que había antes de la crisis a un 23,8% en 2010 y a un 24,4% en 2011. Los porcentajes son mucho menores en la UE (14,8%) y en la OCDE (15,8%).

El informe distingue entre dos tipos de ninis. Por un lado, están los ninis que ni estudian ni trabajan pero están apuntados al paro, lo que significa que están buscando empleo y no se resignan a no hacer nada. Son ninis forzosos, obligados a su condición por la situación económica actual. Representan el 17% de todos los ninis y suponen más del doble de los que hay en la OCDE y en la UE. Por otro lado, están los ninis inactivos, una especie de ninis elevados al cuadrado o superninis, porque no buscan empleo, bien porque no quieran o bien porque han tirado la toalla ya ante el negro panorama. Son el 7,5% de todos los ninis, un porcentaje parecido al de la media de otros países. Lo que están contando estas cifras es que hay el doble de ninis que quieren trabajar y no pueden hacerlo que de ninis inactivos. La culpa, por tanto, no es de los jóvenes, sino de un sistema laboral que no quiere admitirlos.

La OCDE explica el fenómeno por la «alta incidencia de jóvenes que se desplazan de un breve contrato temporal a otro, intercalados con frecuencia con periodos de desempleo». «Cuando el mercado laboral se deteriora, los jóvenes que realizan la transición de la escuela al trabajo son a menudo los primeros en encontrar dificultades».