ANÁLISIS

El nuevo liberalismo de Aznar

«Hemos creado un Estado que en ocasiones enfrenta a las Administraciones con la economía; un Estado que a veces tiene intereses que no son los de los ciudadanos». Esta frase redonda, digna de cualquier pensador liberal, podría haber sido esculpida por cualquiera de los founding fathers de los Estados Unidos. Pero la ha pronunciado en España el ex presidente José María Aznar, un político que en la última década ha ido decantando un pensamiento político con tonalidades liberales muchísimo más ricas que las que exhibió cuando gobernó España.

En 1996, Aznar era en lo económico mucho más un típico conservador que un liberal. El intervencionismo le parecía admisible y no tuvo empacho en designar entre amigos a los presidentes que heredaron las empresas públicas privatizadas, por ejemplo.

Lo que le ha llevado a la filosofía económica que exhibe hoy ha sido su intensa relación con EEUU. Una relación que tuvo consecuencias negativas en su subordinación a George Bush en Irak, pero que en cambio ha tenido la enorme virtud de permitirle alumbrar un pensamiento liberal que parece genuino.

Al aprender el idioma inglés con la misma dedicación con que trabaja su condición física, Aznar accedió al rico patrimonio político, histórico y filosófico de EEUU, lo que le hizo adoptar nuevas ideas que no eran del todo extrañas a su ethos político, pero que lo han situado entre los referentes del pensamiento liberal.

Este Aznar no tiene nada que ver con el de 1996. Es un político bregado, más maduro, pero su pensamiento se ha contaminado de liberalismo y eso concede a su mensaje un renovado atractivo.