• Sala de columnas
  • Antonio Lucas

‘Low cost’

LA PASADA semana, el tertuliano socialista Antonio Carmona esponjaba los detalles de su condición áulica de vendeburras ante un auditorio de convencidos. Ofrecía en privado unas nociones básicas de propagandismo de mercadillo, base principal (a su entender) del oficio público. Alardeaba también de los salvoconductos expendidos para «colocar compañeros» en el ecosistema de los platós con la alta misión de difundir el esclerótico mensaje del grupo. Un burdo intento de reparar los daños infligidos por una crisis de credibilidad que ha rebajado a un sector de la izquierda hasta el charlatanismo de rifa.

Carmona es de esos tipos seguros de que la gente ya no es de izquierdas ni de derechas, sino de la tele. Y que la peña olvida en los anuncios que cierto socialismo es muy parecido al que en su día favoreció el oleaje del dinero en todas direcciones. El mismo del pufo de los ERE de Andalucía, que es donde este hombre sabe manejarse a control remoto como un mitinero de esquina, como un profesional del recitado, del mensaje ajeno, del prietas las filas. Uno más de los que hablan con el palillo ideológico en la esquina de la boca. Tipos de la mueca política, palafreneros del Fuenteovejuna de la obviedad. El ideólogo low cost, sin más rodeos. Y no está solo. En el PP tienen a Alfonso Alonso (en seria competencia con Carlos Floriano). En UPyD a Toni Cantó. Y a los de otras formaciones si los veo los reconozco, pero hoy no me salen los nombres.

Es altamente improbable que esta especie de político dos por uno sirva para algo más que mosquear a la audiencia. Dan una falsa sensación de dinamismo en el uso del micrófono de corbata, pero al final nos da vergüenza por el país, que estas cosas salen luego en el canal internacional. Si su sonrojante y peligrosa eficacia para disimular el mal la empleasen en propiciar el bien habríamos alcanzado una nueva Edad de Oro, que diría Umbral.

Dos o tres generaciones de españoles tienen que escuchar cosas como las de Carmona & Cía. –los tópicos más gastados del momento– sin otra opción de futuro que cambiar de cadena. Hay una pésima relación calidad/precio en esa reata de segundones que nos han desplazado del sitio con sus modales de listos del julepe. Todo se ha degradado mucho. Y no porque uno de ellos acepte a lo bruto su condición de títere (que se sabía), sino porque este corrido de malos mariachis confirma que seguiremos viviendo mañana peor que ayer. Pues sus partidos también son ellos. Tanto low cost pinta carísimo.