Ziani intentaba tejer en toda España una red salafista

Ultimaba su expansión a Baleares, Aragón, Murcia, País Vasco y Valencia

Nourreddin Ziani estaba tejiendo una red de influencias que trataba de extender a todo el territorio nacional. Para el Centro Nacional de Inteligencia (CNI), ése es uno de los motivos principales para defender su expulsión de España, que se produjo el viernes por la noche en la frontera con Melilla. Ziani, próximo a CiU y defensor/difusor de las ideas soberanistas en Cataluña, trataba de ampliar su «radio de acción» a la Comunidad Valenciana, Aragón, Baleares, País Vasco y Murcia.

Según consta en los informes remitidos por los servicios secretos al Ejecutivo, uno de sus principales proyectos era la creación de la Federación de Comunidades Religiosas para expandirse por toda España y actuar al margen de la Comisión Islámica de España (CIE), el máximo órgano de representación de los musulmanes en nuestro país.

Ziani, que ya ejercía de presidente de la Unión de Centros Culturales Islámicos de Cataluña, ha sido expulsado por impulsar el salafismo radical. ¿Hasta qué punto estaban detrás los servicios secretos marroquíes o, al menos, una parte de ellos? La incógnita está aún sin despejar.

Y el CNI, además de apoyar sus informes en datos, proporcionó a las autoridades que tenían que tomar decisiones material gráfico que avalaba que Ziani mantenía frecuentes contactos con representativas figuras del radicalismo salafista.

Ziani, además, aparece también en este material junto a Àngel Colom, presidente de la organización Nous Catalans, que ha sido la encargada de ejercer proselitismo entre la población extranjera en favor de la propuesta soberanista de Artur Mas.

En 2008, Ziani comenzó a tomar las riendas de la mezquita de Asalam de Vilanova del Camí (Barcelona). En abril de ese año ya se incorporó al Consell Islamic Cultural de Catalunya. De allí, según consta en los informes elaborados por el CNI para el Ejecutivo, fue expulsado, ya que se detectaba cómo trataba de controlar a los musulmanes «más radicales». Ya apuntaba maneras y se centraba en aquellos seguidores del islam con ideas más intransigentes. Sus objetivos eran claros desde el principio.

Antes de llegar a España, Ziani ya había sido expulsado de Bélgica. Fue «invitado a marcharse voluntariamente». Su tinte integrista no había pasado desapercibido para un país donde la presencia de líderes extremistas ha sido una constante durante los últimos lustros.

Estuvo trabajando en el consulado de Marruecos en Barcelona; es decir, para el gobierno del reino alauí. Su marcha, en 2011, se saldó con acusaciones y sospechas sobre corrupción en la expedición de pasaportes.

En 2010 creó la Unión de Centros Culturales Islámicos de Cataluña y logró tejer una red de control en todas las mezquitas de Cataluña. En todas puso un delegado de su máxima confianza. Y ahora, cuando ha sido expulsado, estaba en fase de expansión: Comunidad Valenciana, Aragón, Baleares, País Vasco y Murcia eran sus objetivos inminentes. Además, pretendía poner en marcha la Federación de Comunidades Religiosas para expandirse por toda España y descolocar como referencia a la CIE.

Según el informe elaborado por el CNI, Ziani ha mantenido frecuentes contactos, ha organizado congresos y ha desarrollado actividades en común con líderes e radicales, que están en el ojo del huracán de los servicios de inteligencia de medio mundo por un proselitismo que constantemente roza la ilegalidad. Entre estos perfiles de radicales se encuentran, por ejemplo, Mohamed Attaouil, Rachid Menda o Abdelhamid El Hyat. Con éstos ha estado en estrecho contacto Ziani. También aparecía en estos encuentros Younes Harrak.

Según los informes de los servicios de inteligencia, en 2011 participó en las jornadas salafistas que se celebraron en la mezquita Essalam de Figueras (Gerona). Allí acudieron varios «sabios» salafistas, como es el caso de Rachid Nafer. Ese mismo año, «organizó y financió» una visita a Baleares de otros líderes salafistas, como Abdelhamid El Hyat o, de nuevo, Rachid Nafer. Buscaba abrir vías al radicalismo en las islas.

En octubre, a las jornadas islamistas de Rosas en las que Ziani participó como uno de sus organizadores, acudieron de nuevo destacadas figuras del salafismo: Abdelhamid El Hyat o Mohamed Attaouil.

Al año siguiente, en abril, Ziani asistió también a un congreso salafista celebrado en Torredembarra (Tarragona) en el que impartieron conferencias el imam de Salt Rachid Menda, el salafista Omar Fares y Abdelkader Elchoua, otro de los destacados líderes salafistas europeos, todos conocidos entre los servicios de inteligencia y de información por su «difusión del radicalismo islámico».

Attaouil, promotor de la creación de un gran centro islamista en Salt, recibió el apoyo de Ziani en la tramitación y financiación de su proyecto. La iniciativa sigue adelante, aunque las inspecciones de trabajo han detectado ya cómo se está construyendo con el trabajo de inmigrantes en situación irregular.

El contacto entre Ziani y Attaouil ha sido intenso. Ziani organizó el I Congreso de Imames en Mataró, al que acudió de nuevo Attaouil y también el I Coloquio Internacional de Ulemas.

Los servicios de inteligencia advirtieron también de la relación estrecha entre Ziani y el salafista Abdel Hamid El Hyat, antiguo imam radical de Reus. Ziani organizó y financió el I Congreso Salafista en Murcia en febrero de este año, en el que el «líder religioso» fue uno de los principales invitados. Además, estaba ultimando un congreso de similares características en Huelva.

En el congreso de Murcia, El Hyat dio charlas en las que insultó al gobierno francés por la acción militar que estaba desarrollando en Mali. Reclamó protección para líderes radicales asentados en aquel país, como es el caso de Ansar-Alsharia.