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  • Salvador Sostres

España y la libertad

Buena parte de los problemas de España surge sin duda de la idea tan raquítica que algunos españoles tienen de la libertad. Una idea tan mezquina, tan baja. Ello se debe principalmente a que la izquierda tiene pendiente su transición a la democracia, en tanto que su actitud continúa siendo guerracivilista y todavía no ha asumido que el igualitarismo conduce al crimen y que el marxismo-leninismo es esencialmente el crimen.

El principal partido de la oposición reclama ahora más intervencionismo del Estado cuando precisamente ha sido el intervencionismo del Estado lo que nos ha arrastrado hasta aquí. Los socialistas secuestran a la gente con el miedo que tienen a su propia incompetencia, y son partidarios de que todo lo haga el Estado porque ellos no se sienten capaces de hacer nada. La libertad les asusta exactamente por el mismo motivo. El socialismo emana de este temor y para ellos el individualismo es el enemigo porque les deja en evidencia.

Pero la expresión de esta idea tan pobrísima de lo que es y significa el mundo libre alcanza su plenitud cuando llegan noticias de Israel. La opinión pública española tiene una manifiesta e inconcebible dificultad para entender que si a un pueblo le niegas el derecho a defenderse le estás negando el derecho de existir; y luego está el racismo, más de fondo pero no menos estremecedor, de convertir a Israel, y a los judíos, en los culpables de todo.

Israel está tratando estos días de evitar que Damasco rearme a los terroristas proiraníes de Hizbulá, con ataques selectivos, en Siria, a almacenes de misiles, centros de investigación militar y convoyes cargados de armas.

La opinión pública española, en lugar de entender que un Estado tiene que defenderse de los terroristas; en lugar de agradecer que por fin alguien decida atacar al tirano que oprime y asesina a sus ciudadanos; en lugar de celebrar que Israel disimule el retrete moral del Occidente libre en que se ha convertido la Unión Europea con su relativismo, su buenismo y su cruel indiferencia ante tanto sufrimiento; echa mano de sus viejos tópicos y su viejo odio para criminalizar una vez más a Israel y acusarla de entrometerse en el conflicto sirio, como si un dictador masacrando a su pueblo fuera un conflicto y no una atrocidad que tendría que avergonzar al mundo civilizado.

Israel hace lo que tiene que hacer en Siria y la riqueza la crean los empresarios y no el Estado. Hay que proteger a genios y emprendedores. La mano de obra es intercambiable. La crisis económica es una consecuencia del descalabro político y ético, en general europeo y particularmente español, que se hace especialmente visible en sus prejuicios con los Estados Unidos y su actitud infame con Israel.

España no logrará un progreso sólido y sostenible hasta que los españoles, en su mayoría, se curen del atraso intelectual de no saber comprender qué es y qué significa la libertad; hasta que se den cuenta de que el empresario no es su enemigo sino su aliado, y que es impresentable que acaben incluso apoyando a terroristas por continuar instalados en sus espantos fantasmagóricos, tan miserables y fuera de lugar, tan cínicos y contrarios a los intereses de la Humanidad.