‘GENOBOBA’, UNA ALBA INTELECTUAL

SÁBADO. Parada y fonda en casa de Gabriel Felip, que inicia nueva andadura profesional al otro lado del charco. Se nos cae a última hora Ricardo Díez-Hochleitner, en cama con ciática. Quedan en pie Pilar Cernuda, Javier González Ferrari y Carmen, amén de Antonio y los anfitriones, con Laura, su hija, que vive en Boston y nos cuenta en primera persona la movida del maratón. Hablamos de los hijos expatriados. Ferrari tiene dos, uno en Asia y otro en América. Estoy rodeada de gente que envió a sus hijos a estudiar fuera y ahora son los propios hijos los que deciden quedarse fuera para trabajar. En casa también nos alcanza ese trasiego. Y no lo digo por Toño, que al fin y al cabo vive de eso. Ahora es Javier, que se dirige a la India tras unos años de trabajo en Marruecos. Le anoto el nombre de Gustavo de Aristegui, el embajador, que es buena gente y en un momento de apuro siempre puede darle un gelocatil.

DOMINGO. Semana incierta y aburrida en Madrid, con un puente que nos llevará hasta la alameda del próximo finde. Qué le voy a hacer: odio los puentes. Lo único bueno que tienen es que no suena el teléfono. Echo un vistazo a las previsiones. Recambio real en Holanda, Día del Trabajo en todas partes, Fiesta de la Comunidad en Madrid, con Ignacio González ejerciendo de presidente. En Barcelona, la pasarela Gaudí Novias y en los periódicos, el regreso triunfal de la marquesa de Vilanova i la Geltrú, un personaje de los veranos mallorquines que me alegró las crónicas con sus tonterías. A la marquesa los tribunales la han condenado a dos años y un mes de prisión por amargar la vida de los vecinos. Pobre marquesa. A lo mejor sus tonterías eran paranoias.

LUNES. La Peña Primera Plana me invita a la entrega de sus premios Naranja y Limón. Los nombres premiados son, entre otros, Tamara Falcó, B&B (Borja y Blanca), el Atlético de Madrid y alguien más, pero Genoveva Casanova se alza con el protagonismo absoluto gracias a un discurso apoteósico en el que atribuye la paternidad de El Quijote a Francisco de Quevedo. Genoveva hace honor a su apodo (Genoboba). Una de las más sonadas fue cuando era novieta del hijo de Vargas Llosa y se presentó en Estocolmo creyendo que el Nobel de Literatura se lo habían dado a ella.

MARTES.Hablo con Nacho Gay sobre la última (que se sepa) de Corinna Larsen. Compartió con el Rey una estancia postoperatoria en la clínica Planas y para aprovechar el tiempo, se puso tetas y se hizo un lifting facial. Ni rastro de la factura, pero la cirugía ascendió a 15.000 euros. Todos los meses sale algo nuevo de la comisionista. Y más que saldrá. En el «entorno»(atención a las comillas) gubernamental hay gente muy largona.

JUEVES. Cena con los amigos en Luzi Bombón. Cena de matrimonios, pero menos. Néstor y Beatriz Szerman, Lita Trujillo, nosotros. Raúl aparece, paga un par de botellas de champán, y se larga. Como las botellas son de Veuve Clicquot, le perdonamos la espantá. Desde hace tiempo no aparecía Lita tan elegante. Se conoce que los problemas le sientan bien. En la penumbra del restaurante se la ve espléndida con su tailleur negro. Lita habla de sí misma, nosotros hablamos de ella, todos hablamos de todos. La edad nos hace inflexibles, discursivos y ásperos, despiadadamente sinceros.