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  • Salvador Sostres

Un chándal menos

MURIÓ Hugo Chávez, un personaje nefasto. Nefasto para los venezolanos, nefasto para el mundo libre, nefasto para la Humanidad. Supongo que como ha muerto, algunos dirán que es de mala educación escribir su verdad. Es esa corrección política tan funesta como un totalitarismo, y que conduce inevitablemente al compadreo con el crimen. No seré cómplice, ni ahora ni nunca, de una dinámica tan siniestra.

Chávez fue un enemigo de la propiedad privada, que es la base de la libertad. Con su populismo de expropiación y chándal destruyó moralmente a su pueblo y sumió a los venezolanos en el engaño y el atraso. Su antiamericanismo le puso en sintonía con todos los demás tiranos. El culto al líder que le practicaban sus subordinados sólo podría no avergonzar a un auténtico payaso.

Algunos españoles, siempre los más lamentables, se creyeron sus mentiras y ensalzaron su carraca antiatlántica. Viejos y no tan viejos apologetas del peor de los fracasos, que es el socialismo que pretende igualar a los hombres, para controlarlos, en lugar de potenciar sus capacidades y estimular la competencia que nos vuelve prósperos y felices. La libertad empieza siempre a resquebrajarse por tipejos como Chávez, y por los que en lugar de levantar un dique de contención contra su barbarie, le ríen las gracias.

El desafío del fallecido y de su demencial banda de mariachis, peligrosamente esparcida por varios de sus países vecinos, aleja a millones de sudamericanos del progreso y la esperanza, y lo que podría ser el bello proyecto de aunar esfuerzos, crear riqueza y consolidar libertades, resulta un grotesco paisaje de millones de vidas secuestradas por cuatro mamarrachos.

Ahora que con la crisis, el populismo emerge también en España, tendríamos que recordar que no estamos totalmente a salvo de acabar tiranizados por líderes o lideresas abonados a la demagogia más impresentable.

Del desprestigio de la política emergen déspotas como el que falleció el martes, expertos en hacer negocios con la necesidad de la gente más desesperada, y con su tristísima ignorancia. La muerte de Chávez es una buena noticia para Venezuela y un alivio para la libertad.

Un tirano menos nos está apuntando con su populismo barato. Un chándal menos que tenemos que lamentar.