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  • Santiago Gonzalez

Decadencia 'non stop'

Pues señor, parece que el cementerio de elefantes AKA Consejo de Estado ha llegado a la conclusión de que la Declaración de Soberanía catalana es anticonstitucional y, en consecuencia, se muestra partidario de enviar el texto -el textículo, dada su brevedad- al Tribunal especializado en la materia que preside Pascual Sala. ¿Hacía falta un dictamen del Consejo de Estado, amén de la Abogacía del ídem? Bastaba cotejar el primero de los nueve principios de la Declaración: «El pueblo de Cataluña tiene, por razones de legitimidad democrática, carácter de sujeto político y jurídico soberano», con el artículo 1.2 de la Constitución: «La soberanía nacional reside en el pueblo español, del que emanan los poderes del Estado». El presidente podría haber añadido un folio: «Hay algo aquí que no me casa» y enviarlo luego a la atención de don Pascual.

Pere Navarro votó contra la Declaración de Soberanía el pasado 23 de enero, mientras Marina Geli y otros cuatro se abstuvieron. Al final, el problema de Navarro era de orden. Le parecía que la proclama soberana debía venir después del ejercicio de la autodeterminación, o de la consulta, para quitarle hierro al tema. Les dará igual. Los xarnegos fascinats serán corridos a barretinazos en la próxima Diada. Igual que Montilla en la de 2010. Ellos no entienden que su voluntad de agradar se vea tan mal recompensada, incapaces de entender el efecto Talegón.

En el Congreso se planteaba el martes el derecho a decidir, la consulta, al PSC le tocaba votar sí y no podía hacerlo quien aspira a sustituir a Rubalcaba en el PSOE. O sea, que Carme se vistió de verso suelto, no alineada: ni con sus 13 compañeros del PSC, ni con sus 96 compañeros del PSOE. No se entenderá con ninguna de las partes. Pere no le ha pedido el acta, pero ya le ha dicho que así no se encabeza la lista de Barcelona en las próximas, y tampoco parece que Rubalcaba le vaya a ofrecer el segundo puesto en la de Madrid, cuando está claro que va a por él.

El problema es el PSOE. Los resultados del 20-N-2011 debieron llevarles a Suresnes, porque la decadencia exigía una respuesta a la altura del reto: la refundación. Si hubieran dedicado los seis primeros meses de la legislatura a su vida interior (la familia no recibe) podrían haber hecho una catarsis. En cambio, apostaron por la decadencia en sesión continua. Lo del PSC es el fin para Rubalcaba, pero el problema no es sólo él, ya digo. Cualquiera de los nombres que se barajan para sustituirle (Chacón, López, Madina y por ahí) será para peor. La decadencia del PP no les va a rescatar de la suya. Me parece a mí.