• PP
  • Sala de columnas
  • Luis M. Anson

La vuelta de Aznar a la presidencia del PP

«REBAÑO perdido fue mi pueblo, sus pastores le engañaron», se lee en la Biblia, en el libro de Jeremías. Una buena parte de los militantes del PP y casi todos sus votantes se sienten hoy perdidos pero, sobre todo, descorazonados. ¿Para qué tanto esfuerzo, para qué tantas denuncias a las ocurrencias de Zapatero, para qué tanta actividad en la oposición?

Pase lo que pase, y aun suponiendo que Mariano Rajoy salga indemne del incendio Bárcenas, el Partido Popular exige una profunda operación regeneradora interna. Rajoy no es el hombre para llevarla adelante. El presidente bastante tiene con articular las acciones del Gobierno, superar la crisis e instalar a España en los caminos de la prosperidad. Parece claro a muchos dirigentes del PP que Rajoy debe renunciar a la presidencia del partido y dedicarse íntegramente a la del Gobierno. Tal vez se considere dura la actitud de algunos de los que le rodean. Pero esa es la verdad y hay que decirla sin tapujos ni veladuras. Amicus Plato, sed magis amica veritas, escribió Horacio, reafirmando una máxima que ha cruzado los siglos. «Soy amigo de Platón, pero aún lo soy más de la verdad», conforme al pensamiento de Aristóteles.

Y la verdad es que ha sonado la hora del retorno de Aznar. Es el dirigente popular con más autoridad en el partido, el que puede poner orden en la zozobra de Génova, regenerar los cuadros dirigentes, despiojar a los pepepijos, expeler a los presuntos sobrecogedores, embalsamar a los calandrajos, restaurar el prestigio perdido. Aznar condujo al PP a su primera victoria en elecciones generales. Repitió el triunfo con mayoría absoluta. No fue derrotado. Renunció al cumplir los 8 años de mandato y le pasó el testigo a Mariano Rajoy, en septiembre de 2003, cuando las encuestas le daban vencedor con 13 puntos de ventaja. En 1996, recibió un país exangüe, con un paro que galopaba, la seguridad social en quiebra, el déficit en dos dígitos, la deuda en crecida. Ocho años después, legó a Zapatero como herencia una España con el prestigio internacional en la cumbre, el paro en mínimos y descendiendo, la seguridad social con copiosas reservas, el déficit a cero y la deuda en la zona más baja de Europa. En poco tiempo, Zapatero y sus equipos despilfarradores se juerguearon la herencia recibida.

Hay un problema en la vuelta necesaria de José María Aznar a la presidencia del Partido Popular. Y no es Mariano Rajoy. El presidente es hombre de excelente criterio, cuarteado a veces por las palabras desvencijadas de sus colaboradores. Aceptaría de buen grado el retorno de Aznar a Génova. No, el problema no es Rajoy. El problema es Aznar. El expresidente siempre fue muy cabezota y no quiere ni oír hablar de un retorno, que debería ser para él, hoy por hoy, una obligación moral, un deber histórico.

Luis María Anson es miembro de la Real Academia Española.