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  • Federico Jimenez Losantos

El golpe blando de Rubalcaba

CREO que el discurso de Rajoy ha sido un error monumental que va a pasar una factura terrible al PP y a España. Pero también creo que lo único que puede evitar el naufragio del paquebote popular es que lo bombardee el bajel pirata sociata. Por supuesto, que Rubalcaba quiera echar a Rajoy del Gobierno es natural. Si Rajoy le ha evitado el banquillo por el caso Faisán, el más sórdido de colaboración con la ETA por parte de un Gobierno español, el golpista redomado del 13-M se lo devuelve de la forma que sabe. El que por lo visto ni sabe ni quiere aprender es Rajoy, que hace diez días ofreció un pacto anticorrupción a dos fuerzas pulquérrimas: PSOE y CiU. Hay una fábula célebre sobre cierto pastor que encontró una víbora casi muerta de frío en un camino, la metió en su camisa para que su pecho le diera calor y cuando la víbora se recuperó y volvió en sí, le picó en el corazón y lo mató. Para mí que el pastor se llamaba Mariano.

Que el medio de comunicación más favorecido por el Gobierno y el partido político al que pide a diario pactos de Estado le monten al PP otro número de agit-prop como el que le costó las elecciones de 2004 sólo sorprenderá a los necios que creen inaugurar el mundo cada mañana, género que, contra lo que se creía, no desapareció con Zapatero. El PSC y el PSE han destrozado al PSOE y el liderazgo de Rubalcaba le garantiza un sopor mortal. Pero, claro, si el PP le brinda la ocasión de dar un golpe blando como el de Armada el 23-F, lo dará. De hecho, lo está dando. Y si Rajoy se hunde, que con el discurso del sábado es muy posible, forzará un Gobierno de coalición con el PP y se las arreglará para ganar las elecciones.

En el discurso de Rajoy hubo -hay- tres errores letales. El primero, no querellarse contra Bárcenas y su órgano El País. Si yo lo hago con el diario (Bárcenas no me ha acusado de nada), ¿por qué no Rajoy? Se dirá que a mí me ha difamado grosera y absurdamente El País, y lo del PP es… dudoso. Pero si Rajoy no dimite debería hacer la guerra a los que se la hacen. El segundo error es Ana Mato, un caso de corporativismo indigno hasta en un cirujano de Chicago. Y el tercero es no encabezar, aunque sea a rastras, la lucha contra la corrupción política, con los jueces por delante. Sin eso, Rubalcaba no necesita otro 11-M. Con un 13-M bis le basta.