'Sí se puede' legalizar a los sin papeles

Barack Obama lanza su campaña para regularizar a 11 millones de inmigrantes

Obama llega al escenario de Las Vegas para lanzar su campaña a favor de la regularización de 11 millones de inmigrantes. / JIM WATSON / AFP

El primer viaje del presidente Barack Obama en su segundo mandato fue ayer a Las Vegas, a un colegio llamado Del Sol donde la mayoría de los alumnos hablan español y muchos corearon «Sí, se puede». Así empezó su campaña a favor de la legalización de inmigrantes sin papeles en la próxima década para intentar cumplir una de sus promesas fallidas.

En un ambiente de mitin, el presidente quiso, sobre todo, alentar a las masas en lo que él llama su «conversación con los americanos». Para Obama, es el comienzo de una ronda de viajes por todo el país para convencer a la opinión pública y presionar al dividido Congreso. Se espera que ésta sea su estrategia para varios de los asuntos más polémicos que intenta aprobar con la Cámara de Representantes en manos de los republicanos y un Senado de mayoría demócrata justita.

«Necesitamos que el Congreso actúe con una estrategia global que por fin afronte la cuestión de los 11 millones de inmigrantes indocumentados que hay en este país ahora mismo», dijo en el Instituto Del Sol, donde el 58% de los estudiantes son hispanos y se imparte un programa para la integración de jóvenes que no hablan inglés. «11 millones de hombres y mujeres de todo el mundo viven en la sombra. Sí, han roto las reglas… Pero están aquí ahora. Muchos llevan aquí muchos años. Y la gran mayoría no está buscándose ningún lío, son miembros activos de la comunidad», dijo Obama ante una audiencia de seguidores que le jaleaban casi en cada frase.

Obama tendrá que batallar de nuevo con el Congreso, que ya paró los intentos de reforma migratoria de George W. Bush. En la anterior legislatura, el presidente renunció a un plan legislativo permanente para los más de 11 millones de indocumentados, la mayoría mexicanos, porque su entonces jefe de gabinete, Rahm Emanuel, le aconsejó que no se acercara a un tema que «da calambre».

Ocho senadores de ambos partidos están ahora de acuerdo en que se abra un largo proceso de legalización, pero a cambio de que se refuercen aún más los controles en las fronteras para todos los extranjeros. Otro grupo está trabajando en la Cámara de Representantes y se espera que ponga más condiciones. Todavía no hay ninguna propuesta legislativa encima de la mesa, pero si hubiera un acuerdo rápido, la reforma podría aprobarse el próximo otoño.

El presidente dijo que una reforma migratoria es ahora posible, pero que la negociación será difícil: «Cuanto más nos acerquemos, más emocional se hará este debate. La inmigración siempre ha sido un tema que levanta pasiones... Cuando hablamos en abstracto es fácil hablar de 'nosotros' contra 'ellos' y muchos olvidan que la mayoría de 'nosotros' solíamos ser 'ellos'», dijo el presidente, que recalcó que EEUU es una nación de inmigrantes por definición. «A no ser que seas uno de los primeros americanos, un indio americano, viniste de algún otro sitio».

Obama aseguró que al menos ambos partidos tienen claro que quieren negociar. «En este momento parece que hay un deseo auténtico de hacer esto rápido», dijo Obama, que observó que las ideas de los ocho senadores están «en línea» con las suyas, si bien no con todas.

Por ejemplo, el presidente defiende que los homosexuales que se casen con sus parejas estadounidenses deben tener los mismos derechos que los heterosexuales. Y la Administración señala que ya se ha endurecido mucho el control de fronteras.

Desde 2004, los agentes en los confines han pasado de unos 10.000 a más de 21.000. En los primeros cuatro años en la Casa Blanca, la Administración Obama ha deportado a cerca de un millón y medio de inmigrantes. En ocho años, la Administración Bush expulsó a dos millones. El Gobierno demócrata asegura que sus políticas disuasorias ya están teniendo efecto. El año pasado, unas 365.000 personas fueron arrestadas por cruzar ilegalmente las fronteras, menos de la mitad que en 2008.

Aunque defendió que ya existe una estricta vigilancia de fronteras, Obama no quiso abundar en este punto para no obstaculizar un futuro acuerdo. El senador cubano-americano Marco Rubio, cabecilla del plan de inmigración en su partido, hizo ayer un tour de medios, entre ellos, algunos muy conservadores y recelosos de los extranjeros, como la radio de Rush Limbaugh. Rubio aseguró que si no hay más control de fronteras, que tenga el visto bueno de los estados más afectados, no aceptará ningún plan.

Rubio, posible candidato a la Casa Blanca en 2016, tiene el mismo interés que los demócratas en cortejar al electorado hispano. En las encuestas a pie de urna de noviembre, aunque la mayoría de este grupo identificaba la economía como el principal problema, el 77% aseguraba que los sin papeles ya en EEUU deberían tener la oportunidad de conseguirlos, según el Pew Hispanic Center.

Justo antes de las elecciones, Obama apuntó en una entrevista en Iowa que Mitt Romney perdería porque su partido había «alienado a la minoría que más rápido crece del país». El republicano ganó sólo el 27% de los votos del electorado hispano, el peor resultado para su grupo en décadas.

Los hispanos fueron el 10% de los que votaron en noviembre y viven en algunos estados clave de los que depende el resultado electoral. Entre ellos, Nevada, el elegido para dar el discurso de ayer y donde Obama ganó en 2008 y en 2012, pese a que ha votado más veces por los republicanos en las anteriores 10 elecciones.

>Videoanálisisde M. Ramírez.