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  • Arcadi Espada

Entubado

LA FALSA foto del presidente Chávez entubado es un error del periodismo. Y un nuevo gran éxito de la dictadura. Desconozco las razones por las que Chávez va a Cuba a tratarse. No tengo indicios de que haya mejores médicos ni mejores instalaciones en Cuba que en Venezuela, a pesar del extendido mito sobre la sanidad cubana. A veces se me ocurre pensar que Chávez pueda estar siendo sometido a tratamientos más o menos experimentales, que quizá en otras partes del mundo estándar no se apliquen. Pero creo que la razón esencial tiene que ver con la extrema comodidad que ofrece la dictadura para todos los que dictan, dentro o fuera. Cuba es un paraíso de la privacidad.

El resbalón periodístico de la semana pasada obedece a un legítimo intento del oficio de forzar la cerradura cubana y mostrar el verdadero nivel de salud del presidente Chávez, cuya enfermedad está siendo tratada por su gobierno con el protocolo habitual del totalitarismo. El paratexto que rodeó su publicación era verosímil. Una enfermera de la que nada se sabe logró la fotografía en un lugar y circunstancias que se desconocen..., etcétera. Ese, en efecto, sería uno de los escasos procedimientos imaginables. Que haya devenido un fake ha alegrado, aparte de a los demócratas melifluos, a los tiranos. Ya he reconocido que tienen de qué alegrarse.

Cuba resiste, en efecto. El presidente Castro pasó muchos meses de su última enfermedad en el más absoluto de los secretos sin que de ella se conocieran datos relevantes y sin que, por supuesto, se viera del enfermo ninguna imagen hasta que la dictadura no se decidió a exhibir la famosa coreografía del chándal. El caso de Chávez es idéntico: no hay información fiable sobre su devenir en la isla. El gobierno de Cuba no ha sido capaz de procurar a sus ciudadanos ni riqueza ni justicia. Pero ha creado una fortaleza envidiable. Puede ser cárcel o sanatorio vip, donde sufran los de dentro o los de fuera; pero siempre una inaccesible fortaleza, a la que con gran exageración moral llaman Estado. A dos horas en lancha rápida del mundo drone y su ojo jupiterino, allí de donde parte la más compleja red de vigilancia de la historia, la vieja distopía orwelliana de Cuba continúa impertérrita ofreciendo (¡y alquilando!) sus generosos panteones a la luz y la verdad.