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  • Federico Jimenez Losantos

Es la política, estúpidos

Suele atribuirse a una frase de Clinton en su campaña presidencial contra Bush padre, la del anuncio «es la economía, estúpido (o estúpidos)», la inesperada victoria electoral del simpático caradura de Arkansas. Desde luego, por una sola frase ni se gana ni se pierde una campaña electoral, pero la de Clinton muestra el estilo descarado de quien no tiene nada que perder frente al que tiene el Poder y todos los recursos para conservarlo. De los dos elementos básicos de la frase, el importante no es la referencia a la economía, que está al alcance de cualquiera y es una solemne memez, sino atreverse a llamar estúpido al presidente de los USA, flamante vencedor de la I Guerra de Irak. Clinton se presentó ante la opinión pública como un Rocky o un Cinderella man, dispuesto a golpear con su cara los guantes del campeón hasta agotarlo y vencerlo. Y eso fue lo que pasó.

Cinderella y Rocky no son dos genios. Cinderella es bueno pero torpe y Rocky un discapacitado intelectual, pero ambos luchan con lo que tienen: la capacidad de resistir y la voluntad de ganar. Ninguno de ellos es un modelo para Rajoy, por eso ganará el separatismo catalán. Sí, estará dirigido políticamente por unos golfos acompañados de no pocos memos, pero están dispuestos a recibir lo que sea y aburrir al adversario. Y como el púgil listo no da un golpe, el tonto se lleva la bolsa antes y después de la pelea. Mas va a pagar la nómina de febrero con el dinero de todos los españoles, a cuya compañía renuncian. A lo que no renuncian es a la pasta del tirano. ¡Allá él si se empeña en pagar! Y Rajoy sigue cebando a Durán, sin darse cuenta de que el pavo es él.

Responder a la solemne proclamación de soberanía catalana por 85 a 41 votos, más de dos tercios de la cámara, diciendo, como ayer Rajoy en Perú, que «eso no sirve para nada» y que «sigue apostando por el diálogo» es un acto de cobardía repugnante y un suicidio institucional. Y siguen con el latiguillo de que un acto político así no tiene «efectos jurídicos». ¿Cómo no va a tener efectos jurídicos proclamarse en rebeldía contra las leyes, empezando por la Constitución y la base de toda legalidad, que es la soberanía del pueblo español? Dan ganas de decirle a Rajoy: «¡Es la política, estúpido!». Pero él no es estúpido. Es algo muchísimo peor.