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  • Federico Jimenez Losantos

'Sí, hombre...'

LA BRIGADA del Aplauso -en sus facciones cospedálica y sorayesca-, el inmortal Comando Rubalcaba, que domina los medios públicos y puebla los privados, y un nuevo cuerpo político-mediático al que podemos llamar el ejército Perplejo, que vive esperando a que Carmen Martínez Castro diga lo que hay que decir, amén de a quién poner y quitar, han elegido una de las dos frases, dos, de Rajoy sobre los sobresueldos que Bárcenas habría dado a la cúpula del PP, la más sencilla: «no me temblará la mano si…».

La elección de la manida frase se explica por su comodidad: es tan previsible como increíble, de forma que los pepófilos pueden subrayar la severidad del presidente del PP y del Gobierno, mientras los pepófobos insisten en su inverosimilitud. Unos quedan bien con Moncloa, otros con Ferraz y todos siguen aspirando, al menos, a consolidar el cargo. Unos repetirán que Rajoy se ha mostrado contundente y los otros que, para no temblarle la mano, el PP parece el Partido de Parkinson.

«Vamos, que en el futuro tal vez se cure, pero que su presente es puro tembleque y que la sede deberían trasladarla en El Tiemblo (Avila), do moran y eternamente pacen los Toros de Guisando, pétreo símbolo del movimiento inmóvil de Rajoy.

Pero poco antes, el presidente dijo otra frase mucho más interesante. Un recluta del Comando R le preguntó al entrar a la sala: «¿se pagaban sobresueldos en dinero negro a los dirigentes del PP?» Y Rajoy contestó: «Sí, hombre…». Sólo eso. Entró, dio el mitin, elogió a la clase política en general y a Javier Arenas en particular, que para eso estaban en Almería, negó cualquier futuro temblor de muñeca y mandó a todos a casa; aún más inquietos de lo que entraron.

Y es que el «sí hombre» es una excusa clásica frente a la denuncia de infringir las leyes de fidelidad a la pareja. Ante el delito in fraganti -él o ella encamado con otra u otro-, la excusa masculina suele ser: «no es lo que parece»; y la femenina: «siento que te hayas enterado así». En cambio, si se trata de un chisme o de la sospecha de que la pareja pendonea, la réplica masculina es «tú estás loca»; y la femenina: «sí hombre…», tiempo útil para enriquecer el argumentario: falta de tiempo, niños, trabajo, etc. Por experiencia política, cuando oí decir a Rajoy «sí, hombre»… supe que sí.