Derechos / Lucha contra la piratería

Rescate internacional de CEDRO

El centro de estudios reprográficos, que ha perdido el 100% de sus ingresos, pide la ayuda de sus asociados para intentar solucionar su dramática situación

Una mujer lee en una tableta durante la pasada Feria del Libro de Barcelona. / ANTONIO MORENO

A finales de 2010, el recién formado gobierno de coalición entre David Cameron y Nick Clegg empezó a barajar la posibilidad de eximir de propiedad intelectual los contenidos docentes en el Reino Unido. Esta medida, destinada a ahorrar presupuesto, libraría de las tasas por derechos de autor a fotocopias y fragmentos de libros escaneados en el marco lectivo. Un estudio independiente encargado a PricewaterhouseCoopers estableció dos conclusiones: «Que la medida tendría un impacto económico, en el sentido de que muchos escritores académicos dejarían de escribir ante un panorama carente de incentivos y de que las editoriales tecnológicas no reinvertirían lo recaudado por copyright en mejorar su catálogo. La otra consecuencia sería educativa, y es que en dos años, el potencial educativo quedaría muy dañado. Así que el gobierno echó marcha atrás en su proyecto».

Kevin Fitzgerald, director ejecutivo de la británica The Copyright Licensing Agency, explicaba ayer el caso de su país en la sede del Centro Español de Derechos Reprográficos (CEDRO). Lo hacía en calidad de miembro de la representación de la Federación Internacional de Entidades de Gestión de Derechos de Reproducción (IFRRO, según sus siglas en inglés) que visitó España para exponer ante los representantes del Ministerio de Educación de y Cultura la dramática situación de su asociado CEDRO.

Éste ha perdido prácticamente el 100% de su recaudación desde 2008 (entonces era de 40 millones de euros), debido a la «drástica reducción de la compensación por copia privada que ha establecido el Gobierno» al asumir éste dicha cantidad (lo que antes se recaudaba por el llamado canon digital) a los Presupuestos Generales del Estado. También influye en esta situación «la negativa de los responsables de las enseñanzas regladas de todos los niveles, incluidos los universitarios, a obtener la licencia necesaria de CEDRO» para la utilización de contenidos de libros, periódicos y otras publicaciones, y, por último, «la imposibilidad de gestionar y recaudar la remuneración por préstamo público [el canon que tienen que pagar las bibliotecas] por una legislación inadecuada».

IFRRO acude así a la llamada desesperada de CEDRO, cuya directora general, Magdalena Vinent, alertó de que el centro se encuentra en una situación en la que los costes operativos de entregar las cantidades correspondientes a escritores, traductores y editores son mayores que las propias cantidades. Además, señaló que el fondo que antaño se destinaba a servicios sociales, promoción de autores y editoriales y organización de actos como el Líber ha desaparecido. «Antes constituía el 20% de lo que recaudábamos. Pero el 20% de cero es cero», lamentó Vinent.

El secretario general del IFRRO, Olav Stokkmo, ha ofrecido su colaboración al Gobierno español porque «España no puede ir en dirección contraria al resto de Europa en un asunto tan importante, tanto en lo económico como en lo educativo, para su futuro». Fitzgerald lo propuso en otros términos: «¿Queréis seguir liderando el conocimiento en español o preferís abandonar en favor de otros países?».