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  • Casimiro Garcia Abadillo

El jefe es Pujol

El informe del comisario jefe de la Brigada de Blanqueo de Capitales (dependiente de la Udef), José Luis Fernández Gudiña, remitido al Tribunal Supremo el pasado 14 de diciembre, es un documento definitivo para que la Fiscalía inste la imputación del secretario general de Convergencia, Oriol Pujol, por su implicación en varios delitos relacionados con la corrupción.

En las conversaciones grabadas a dos de sus socios, Sergio Alsina y SergioPastor, se pone de relieve que el auténtico jefe de la trama era el hijo de JordiPujol y actual hombre fuerte del partido que gobierna Cataluña. «El jefe espiritual», como a él se refieren sus seguidores, montó un entramado societario que tenía como fin aprovecharse de adjudicaciones públicas (ITV o proyectos de eficiencia energética), deslocalizaciones empresariales (Sharp, Sony y Yamaha), intermediación municipal (campa de vehículos de Seat en Martorell), o negocios farmaceúticos (junto a JorgeDorribo y JoséAntonioOrozco).

Con ese objetivo, Oriol Pujol utilizó sus influencias en la Generalitat no sólo para lograr determinadas concesiones, sino para colocar en los puestos clave de la Administración catalana a los hombres que él y sus socios decidían.

Aquí no estamos ante un montaje para financiar al partido (al menos, nada de eso se deduce de la investigación policial), sino ante una red de enriquecimiento personal, en la que el propio Pujol toma parte participando directamente en sociedades de «manera encubierta», según pone de manifiesto el informe de la Policía.

El líder nacionalista y sus secuaces no tienen reparos en montar empresas ad hoc para cada ocasión o negocio. No hay profesionales, sino tan sólo labor de lobby. Y tampoco tienen empacho en cobrar desde paraísos fiscales como las Islas Vírgenes.

La defensa de la nación catalana es sólo una pantalla para el enriquecimiento, como demuestra el hecho de que las sociedades del grupo intervinieron cobrando importantes comisiones para facilitar la salida de varias multinacionales instaladas en Cataluña. Claro, había que gestionar ERE y eso era más fácil si los que pedían los despidos eran los amigos de Oriol Pujol.

En realidad, la organización descrita por la Udef tiene el esquema de una banda de extorsionadores con un solo fin: ganar mucho dinero rápidamente.

Hay algunos párrafos jugosos en las conversaciones grabadas por la Udef. Como uno en el que Sergi Pastor, ante la demanda de Oriol Pujol de que no cobra dividendos en la sociedad Invalcor (en la que tiene participación directa), le dice: «Si ahora que hay mil follones resulta que Barcelona gana 300.000 euros, no esta mal. Tú sabes la rentita que te puede quedar si es este régimen es recurrente».

Ahora ya sabemos por qué Jordi Pujol arremetió el viernes en A3 contra la Udef, y también tenemos una idea de por qué algunos líderes de Convergencia defienden con tanto ardor la independencia de Cataluña.

casimiro.g.abadillo@elmundo.es