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  • Luis M. Anson

Zapatero, un estupendo expresidente

SIN LA MENOR ironía. Sin vestigios de sorna marinera. Porque pocas cosas más difíciles que ser un buen expresidente. Y Zapatero lo está siendo. Discreto, prudente, constructivo, acude al Consejo de Estado con regularidad y se ha ganado la estima general de los consejeros. Ni una altivez ni una salida fuera de tono.

Pocos intelectuales, pocos periodistas, pocos políticos habrán criticado los errores de Zapatero tanto como yo, aunque siempre me esforcé por aplaudir sus aciertos que fueron escasos, la verdad. Como decía el inolvidado Luis Calvo, lo cortés no quita lo cavanillas, y por eso constituye para mí una satisfacción personal reconocer hoy el papel que está haciendo José Luis Rodríguez Zapatero como expresidente. Cuando concluyó su mandato monclovita escribí en estas páginas que no sería yo el que hiciera astillas del árbol caído. Al revés, hoy me decido a elogiar su conducta como expresidente sobre todo al recordar el espléndido artículo publicado en EL MUNDO en el que replegaba velas ante la situación catalana y se manifestaba abiertamente contra Arturo Mas y su pirueta secesionista.

Controvertido presidente del Gobierno, Zapatero está demostrando como expresidente una notable altura ética y política. «Lo pude hacer yo mejor o peor, pero el toro que me soltaron en la plaza era de muy difícil lidia. Y ahora se está comprobando», suele decir. Y no le falta razón. Por otra parte, nadie negará al expresidente que tanto en la oposición primero, como en Moncloa después, como en el discreto ostracismo actual, ha demostrado siempre un notable talante encajador. Aún más. A lo largo de mi dilatada vida profesional yo no he conocido a ningún político con tanta capacidad como Zapatero para encajar las críticas vertidas en los periódicos sin revolverse contra aquellos que las emitían.

Una de las claves del gran periodismo es reconocer el mérito allí donde se produce, al margen de ideologías políticas o religiosas, de filias o fobias personales. Zapatero lo está haciendo muy bien como expresidente y a mí me parece obligado reconocerlo así, aunque solo sea como agradecimiento al hombre que aguantó sin pestañear los carros y carretas periodísticos abarrotados de críticas.

Estoy en las antípodas del comunismo totalitario. Pero me enorgullece la amistad que mantuve con Pablo Neruda hasta su muerte. Y me llena de satisfacción que se vinieran a escribir conmigo en el ABC verdadero Rafael Alberti, Francisco Rabal y, sobre todo, el inolvidado Marcelino Camacho, uno de los hombres más íntegros que he conocido, tal vez el más honrado, con una preparación en lo suyo que producía asombro. José Luis Rodríguez Zapatero está lejos de la ideología comunista, aunque se instalara, al menos inicialmente, en un socialismo radical. Sus errores han sido justamente criticados. Sus aciertos no se han reconocido de forma suficiente. Desde su posición ideológica está siendo ahora, como expresidente, especialmente cons- tructivo para su partido y cabalmente discreto al juzgar los avatares que hincan las espuelas en el potro desbocado de la vida nacional.

Luis María Anson es miembro de la Real Academia Española.