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  • Manuel Jabois

Consulta de Damocles

CiU Y ERC pactaron ayer un acuerdo de gobierno y una consulta soberanista a la que ponen fecha, 2014 (siglo XXI, por tanto) y requisitos fundamentales, pues se podrá retrasar en caso de que ambos partidos lo vean adecuado, y parece ser que el tiempo de retraso puede ser de un año «o más»; Rajoy mataría por firmar con alguien, quien sea, un acuerdo así, no digamos salir a explicarlo a la prensa. Lo que se desprende básicamente es que han pactado una amenaza. Los países fuertes tienen la bomba atómica y los que se están empezando a hacer un nombre tienen una consulta pendiente, una especie de stockoption de necesidades históricas. Así la Generalitat se asegura un proceso de maduración independentista, todavía verde según los últimos números. Lo que no sabemos es si será imprudente tener a tal cantidad de catalanes pendientes de una pregunta. Quiero decir, con una respuesta preparada. En los próximos meses habrá un pueblo haciendo vida con una contestación en el bolsillo y un Gobierno con una pregunta en el cajón del despacho. Ese diálogo secreto entre los ciudadanos y sus gobernantes, llevado al límite, podría acabar convertido en una película de Isabel Coixet, lo que desactivaría el soberanismo. Las respuestas, cuando por fin se tienen, se desgastan con el tiempo; las preguntas, cuando son especialmente ridículas, toman conciencia de sí mismas. El problema al que se enfrenta la nueva Generalitat no es preguntar a los ciudadanos si quiere salir de la Unión Europea, sino responderse a sí misma en privado con un sonoro bufido. Pero al fin y al cabo, como dijo ayer Oriol Pujol, con qué otra maniobra sino la secesión se puede ocultar el chanchulleo, y de qué otra manera puede uno defenderse de las acusaciones sino con el sagrado nombre de la nación y su portentoso destino, pendiente de la consulta de Damocles.