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  • Pedro Cuartango

De aquellos polvos, estos lodos

EL MAESTRO Vargas Llosa se preguntaba en Conversación en La Catedral cuándo empezó a joderse Perú. No tengo respuesta para tal interrogante, pero sí que sé que España se empezó a joder cuando personajes como Javier de la Rosa y Mario Conde se convirtieron en los máximos referentes sociales a finales de los años 80. De aquellos polvos vienen, sin duda, estos lodos.

Fue la etapa en la que pudimos escuchar al ministro de Economía que España era el país del mundo donde era más fácil dar un pelotazo. Y decía la verdad. Cientos de empresarios se lanzaron a vender sus fábricas a las multinacionales europeas, mientras se glorificaba la ingeniería financiera o, dicho con otras palabras, la especulación pura y dura.

Hasta esos años, los bancos prestaban dinero para producir bienes y servicios. Ello cambió rápidamente y las entidades financieras empezaron a prestar dinero para generar más dinero. Muchos españoles descubrieron la Bolsa y los presidentes de los bancos -salvo el coriáceo Escámez- empezaron a salir en las revistas del corazón.

Largas colas de banqueros, empresarios, políticos y periodistas aguardaban el turno para acceder a Javier de la Rosa, convertido en rey Midas por la gracia de KIO, el holding de la familia real kuwaití. De la Rosa compraba, sobornaba y gobernaba hasta el punto de que logró que el Consejo de Ministros cambiara la legislación en materia de transacciones exteriores para favorecer a KIO.

No he sido el único periodista que escuchó a De la Rosa jactarse en aquellos años de que tenía en nómina a buena parte de la clase política de Barcelona y de Madrid. Y tampoco fui el único al que amenazó y espió por no plegarse a sus conveniencias.

Aquello ya es historia, pero tiene el interés de que la situación en la que estamos ahora se empezó a gestar hace más de 20 años, cuando se despreciaba la cultura del esfuerzo y se adoraba a a ídolos de cartón como De la Rosa y Conde.

Todos los males del presente vienen de la ceguera de aquella época en la que España descubrió el capitalismo especulativo que encarnaban estos dos señores, carne de presidio, que ponían una vela a Dios, por si acaso, y otras diez al diablo. Fue entonces, Zavalita, cuando se jodió este bendito país.