El ex presidente de la Comunidad de Madrid Joaquín Leguina presenta hoy en Barcelona su último libro: El camino de vuelta. Del triunfo de Felipe González a la crisis del PSOE (La Esfera de los Libros). Como siempre ha hecho, dice lo que piensa y piensa lo que dice. Y que nadie interprete que habla porque ya está de vuelta de todo: a quien aún le preocupa qué fotografía va salir en su entrevista es que le importan muchas cosas.
Pregunta.- En su libro habla de la etapa en que el PSOE tuvo más poder: de 1982 a 1996. Ahora está en su peor momento y a la baja. Parafraseando a Mario Vargas Llosa: ¿cuándo se jodió el PSOE?
Respuesta.- Se resolvió muy mal la crisis de 1996. ¿Por qué? No lo sé. Pero salió mal. Salió mal la operación de Almunia: se metió en el jardín de las primarias, que no sé cómo el PSOE no las ha desterrado ya. Y la llegada de Zapatero de rebote fue muy mala noticia para el PSOE. Es verdad que gobernó siete años, pero en ellos se ha cavado el agujero y sólo le falta meterse en la tumba.
P.- ¿Uno de los problemas del PSOE es haber perdido una idea clara de España?
R.- Es que eso ni se planteaba. Nacionalismo ha habido en España desde el siglo XIX, y el PSOE siempre lo ha considerado su enemigo. Y ahora andamos con éstas, por puro oportunismo en algunos casos y por confusión mental en otro. Oportunismo fue en el caso de Zapatero, que propició alianzas contra natura. Desde el PSOE hay que combatir a todos aquéllos que se suben en este burro del diferencialismo o del nacionalismo romántico. Una cosa es llegar a acuerdos parciales y otra es meterse en un Gobierno como el de Galicia o el de Cataluña, un desastre.
P.- ¿Cómo ve las elecciones en Cataluña? Si pudiera votar, ¿votaría el domingo al PSC?
R.- Si estuviera allí, votaría probablemente a Ciutadans. ¿Por qué? Porque es más claro. Si viviera en Cataluña, me sentiría muy unido a aquellos que votan al PSOE en las generales y se abstienen en las autonómicas. Esa franja, que es muy importante, se ha quedado huérfana. Siempre lo ha estado a medias y por eso se ha abstenido, lo que han aprovechado sus enemigos. Porque, no nos engañemos, el proyecto separatista es contra esa gente.
P.- ¿Y el PSC ya no los representa?
R.- El PSC los ha traicionado. No ha podido responder a sus intereses.
P.- Sé que usted siempre prefirió a Alfredo Pérez Rubalcaba antes que a Carme Chacón, pero... ¿es Rubalcaba el futuro del PSOE?
R.- El futuro no puede ser, porque tiene sus años. Lo que espero de Rubalcaba es que haga lo que tiene que hacer para que el PSOE reflote. Y lo primero es enterrar el zapaterismo. Y sé que fue ministro y vicepresidente con Zapatero, pero Rubalcaba tiene más vuelo, viene de antes. Tiene una obligación: acabar con esta historia de las generaciones, buscar gente nueva. Desde los 20 a los 120 años. Pero gente nueva. El PSOE tiene cantera, pero si la taponas, si no consultas para nada, la cantera se agota.
P.- ¿Zapatero es el culpable de la actual situación del PSOE?
R.- Es el más culpable. Pero también quienes le han reído las gracias durante siete años... ¡Hacer un Ministerio de Igualdad sólo para darle gusto a unas señoras radicales! Pero en su etapa, de un crecimiento económico notable, no dedicó un minuto al problema fiscal, que en este país es gravísimo, entre evasión fiscal y evasiones legales, exenciones y demás. Lo que nos lleva a que el IRPF sólo lo pagan los asalariados. ¿Y no tuvo en siete años ni un momento de pensar en esto? ¡Un señor que se dice de izquierdas!
P.- ¿Quién cree que puede sacar al PSOE de ésta?
R.- Hay que echar mano de gente que está fuera, buscar alianzas intelectuales y políticas. Hay fuerzas vivas en la sociedad española que estarían dispuestas a aliarse. Eso no significa que el PSOE se tenga que sumar a todo lo que se mueve: no se puede apoyar a los pilotos, a los médicos del Hospital de La Princesa y la huelga general. No puedes convertirte en acompañante de todas las iniciativas sociales contra Rajoy.
P.- ¿Se volverá a ver en Madrid un alcalde y un presidente del PSOE?
R.- Espero verlo antes de irme a La Almudena. El problema es que la conexión entre las fuerzas sociales más activas y el PSOE se ha roto.