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  • Lucia Mendez

Autoridad moral

Una de las peores consecuencias de esta crisis es que ya no se puede creer en nada ni en nadie. No es sólo la autoridad moral de los políticos la que está bajo mínimos. También la de los sindicatos que mañana han convocado una huelga general, a pesar de que saben que no va a servir para que el Gobierno cambie de política. Es la segunda huelga general en lo que va de año y la movilización que logren UGT y CCOO -sea poca o mucha- será otra válvula de escape más de la indignación social por el empobrecimiento de las condiciones de vida de los españoles. Se ha demostrado en estos días que los grupos organizados para detener los desahucios hipotecarios son mucho más eficaces que los sindicatos a la hora de provocar cambios en las políticas gubernamentales.

Estos ciudadanos que se han organizado en defensa de una causa justa disponen de una autoridad moral de la que carecen los sindicatos. A UGT y CCOO no les ha temblado el pulso al aplicar la reforma laboral pura y dura de 20 días por año trabajado a algunos de sus propios empleados. No es oro todo lo que reluce ni las proclamas se corresponden con los hechos. No sólo los sindicatos han perdido autoridad moral. También algunas empresas de comunicación que diariamente dan lecciones de ética y pulcritud. Está reciente el caso de un importante diario español cuyas páginas lloran mucho por los recortes de los derechos sociales de los trabajadores. El millonario editor -faro luminoso de la democracia española- no ha dudado un instante en poner a un puñado de sus periodistas en la calle con 20 días por año, y a correr. Paradojas de la vida. Otros medios, como este mismo que tienen entre las manos, se ha posicionado editorialmente a favor de la reforma laboral, si bien han despedido a sus trabajadores con más generosidad y mejores condiciones de las que le hubiera permitido la aplicación estricta de la ley. Hay que revisar muchas autoridades morales en estos momentos.

La huelga general no servirá para nada como no sea para que los sindicatos recuperen la cuota de pantalla perdida en favor de las movilizaciones sectoriales de los profesores, los médicos, los farmacéuticos, las plataformas de apoyo a los afectados por los desahucios o los colectivos del 25-S. Las calles están llenas todos los días con la oposición a este Gobierno que, mal que les pese, no protagonizan ni el PSOE ni los sindicatos.

Por lo demás, UGT y CCOO tienen razón en el lema que han elegido para manifestarse. «Nos dejan sin futuro. Hay culpables, hay soluciones». De lo primero no hay duda con un paro juvenil del 50%. Lo segundo es palabra de Dios. Claro que hay culpables y todo el mundo sabe quiénes son. Aunque la expiación de las culpas está muy mal repartida. De momento, la penitencia corre de nuestra parte. Y puede que haya soluciones en otros mundos, pero no están en éste.