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  • Lucia Mendez

Marca averiada

El ministro Margallo aclaró ayer el auténtico sentido de su proyecto estrella. «La Marca España pretende devolvernos a nosotros la confianza que hemos perdido en nosotros mismos. Sólo si confiamos en nosotros mismos seremos capaces de obligar a los demás a confiar en el país». Aquí puede estar la explicación del cruel vapuleo al que nos somete un día sí y otro también la prensa internacional. Si España no cree en sí misma, no van a creer en ella los demás, que ni les va ni les viene. Lo que debe aclarar ahora el titular de Exteriores es qué tratamiento va a aplicar para conseguir que España recupere la autoestima perdida, como consecuencia de la depresión que diagnostica el barómetro del CIS. No sólo estamos entre mal y muy mal, sino que la mayoría de los españoles piensa que el año que viene estaremos peor.

El médico daría la baja por depresión profunda a un paciente con los mismos síntomas que presenta España. Porque esto no se arregla con cataplasmas, ni con mítines, ni con declaraciones, ni echándose la culpa unos a otros. El Gobierno quiere convencernos, a base de eslóganes voluntariosos, de que la Marca España no está tan mal como dicen. Un eslogan en estos tiempos oscuros viene a ser como hacer taichi o escribir 100 veces «soy estupendo» para salir de casa relajado por las mañanas. Después vendrá la realidad a triturar el eslogan.

Para recuperar la autoestima -siquiera sea en algún sentido- puede ser útil echar un vistazo al informe del Instituto Elcano sobre la imagen de España en el exterior, en el que sostiene que la política y la economía españolas tienen peor imagen en el mundo que la sociedad y la cultura españolas. El estudio comparó la imagen de personalidades españolas y alemanas en otros países, y la conclusión es que Alejandro Sanz se imponía a Rammstein -una banda musical alemana-, Goethe empataba con Cervantes, igual que Vettel y Alonso, mientras que Merkel ganaba al Rey de España por tres décimas. También subraya el informe del prestigioso think thank que los alemanes nos ganan en la calidad de sus neveras -puntuadas con un 6,8 frente a las españolas con un 5,3- pero no hay apenas diferencia entre los pantalones vaqueros españoles -6,3 puntos- y los alemanes: 6,4. Si son de Zara puntúan más, porque es una de las marcas españolas más valoradas.

Más allá de los pantalones vaqueros, no acabamos de encontrar el camino para mejorar la imagen de la Marca España. Ni la visita del Rey al New York Times, ni la de Rajoy al Wall Street Journal han surtido efecto. Siguen percutiendo sobre nuestras miserias. Con la particularidad, especialmente sangrante para el Gobierno, de que Artur Mas está recibiendo en la prensa internacional un tratamiento de estadista, mientras que a Rajoy le llaman el hombre «misterioso» y «enigmático», que no se sabe de dónde viene ni a dónde va. A lo mejor es porque no logran entender su discurso, mientras que el del presidente catalán está tan claro como el agua clara.