• Congreso de los Diputados
  • Indignados
  • Sala de columnas
  • Arcadi Espada

El 25-S, San Fermín

UNA EDITORA de TVE fue apartada recientemente de sus responsabilidades después de que un consejo asesor criticara el lugar que había ocupado en un programa informativo la manifestación del 11 de septiembre en Barcelona. No he oído que ese consejo ni nadie, salvo el eurodiputado Mayor Oreja, criticara la cobertura que la televisión pública realizó la otra tarde de la manifestación de Madrid, que incluyó largas y frecuentes conexiones en directo y el desarrollo, ¡completo!, de la protesta en rtve.es. Las razones por las que la televisión pública optó por semejante exuberancia son difíciles de entender. Se trató de una manifestación extraparlamentaria, en espíritu y en número de asistentes, grotesca y pueril desde el punto de vista de sus reivindicaciones y que gracias al blindaje policial no degeneró en graves consecuencias. Es decir, que no reunía los criterios exigibles a una noticia política. Sí tenía un aspecto llamativo, desde el punto de vista de su relato: los manifestantes se habían propuesto cercar el Congreso y los policías se habían propuesto que no lo hicieran. Eso le dio a la tarde televisiva un interesante aire de intriga -¿lo conseguirían?, ¿no?, ¿a qué precio?-, que superaba el relato convencional de cualquier manifestación. Y en esas dulzonas condiciones los periodistas caen como moscas. Una vez anclado el interés del relato mediático se trataba de narrarlo. Es puramente extraordinario que la retórica resultante fuera la del encierro. Me estoy refiriendo al encierro de San Fermín, potente fiesta navarra que la televisión pública retransmite todos los años. Es ocioso decir que el ganado de Madrid eran los policías que arremetían cada tanto contra los mozos, siguiendo las indicaciones de su oscura casta. A las acometidas, igual que en Pamplona, les seguían algunos minutos de tensa espera. Y vuelta a empezar. De vez en cuando algún mozo era cogido. Y a las tocineras, como las llamábamos. Si los de Pamplona llevan enrollado el férreo Diario de Navarra para torear al astado los mocitos de Madrid llevaban sus iPhones. Y con mejores resultados de autoprotección. La televisión debe meter su cañón en el centro de los problemas democráticos. Y desde luego también en la manifestación de Madrid. Pero esa información ha de editarse. Para eso están las editoras. Para el periodismo. El directo sólo es electricidad. Como el cerebro adolescente, tampoco necesita distinguir entre un morlasco y un antidisturbios.

>Vea el videoblog de Carlos Cuesta La escopeta nacional. Hoy: A más de 500 millones de deuda por día