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  • Salvador Sostres

Mandar

ANNA TARRÉS ha sido acusada por algunas de sus ex discípulas de ser muy autoritaria como entrenadora. A una le llamó gorda. A otra, que se quejaba por tener que ejecutar una postura muy difícil, le respondió: «No vengas ahora a hacerte la estrecha, si te has follado a todo lo que se mueve». Gran escándalo entre los hipócritas de siempre. Anna Tarrés ha puesto la natación sincronizada española en el mapa con esfuerzo y brillantez. Hay que agradecérselo.

Una de las nadadoras confesó ayer que le tiemblan las piernas y la voz cuando la ve, y que el corazón se le acelera. Podría ser una hermosa declaración de amor, pero si lo dijo por el miedo hay que recordar que no somos nada sin el temor de Dios. Que a un empleado le tiemblen las piernas cuando ve al patrón indica que existe una línea jerárquica clara. Ninguna chica fue físicamente agredida ni obligada a competir ni a continuar en el equipo después de las supuestas ofensas.

Anna Tarrés es una mujer dura y con sus duros méritos ha conseguido unos éxitos insólitos para la natación sincronizada española. Ahora todo el mundo la critica, pero muy pocos saben lo difícil que es mandar y por eso somos un país tan débil y extraviado. Es un milagro que un grupo humano obedezca con precisión y disciplina, y resulta imprescindible que así sea en la natación sincronizada, donde todo depende de un gesto imperceptible o de una décima de segundo.

¿Alguien se imagina lo que es conseguir de un grupo de alocadas adolescentes una medalla olímpica? ¿Alguien cree que se puede lograr sin sufrimiento o que a esta edad y a este nivel de competición son suficientes las buenas palabras?

Es delirante que acusen a Anna Tarrés de haber dicho que «esto es una dictadura y yo soy la dictadora», como si en algún momento hubieran pensado que se les tenían que consultar democráticamente las decisiones, o como si creyeran que con sus absurdas ideas habrían llegado tan lejos como su entrenadora consiguió llevarlas. Dicen también que «el deporte español no debe sentir orgullo de medallas conseguidas a cualquier precio», cuando todo el mundo sabe que la excelencia y la gloria sólo se consiguen cuando pagas todos los precios.

La vida no basta la mayor parte de las veces, competir es una forma de destruirse y la perfección se parece a la muerte.