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  • Federico Jimenez Losantos

De España a 'Cebriaña'

ERA DE prever y no se ha hecho esperar. El triángulo Zarzuela-Moncloa-PRISOE ha decidido comprar más tiempo en Cataluña y negociar lo que sea menester. El Rey irá en comisión de algo a Barcelona, Rajoy ha pedido a Artur Mas «buscar puntos de encuentro» y Cebrián ha bendecido, en nombre propio y de Rubalcaba, la inteligente inacción del Gobierno. No se queda ahí: con el patriotismo exhibido en aquel artículo El discurso del método, que liquidó el pacto del PP-PSE en el País Vasco en beneficio del reapaño de la izquierda y del nacionalismo («con el PNV, mal que bien, íbamos tirando», decía; y socatirando siguen), ahora asegura que «la singularidad de Cataluña sólo puede vertebrarse desde un Estado federal».

He aquí la soberbia aceptable en el genio, he aquí la astucia aplastando la idiocia. «Sólo», dice el pensador sutil, el escritor exquisito, el lingüista eminente, el brillante gestor de la empresa que fue de los Polanco y ahora de Liberty, pero donde ahora y siempre, por los siglos de los siglos o, al menos, mientras el Poder político evite que las empresas quiebren, rige Cebrián. ¿Pero no venía diciéndonos desde hace décadas el órgano de la Zarzuela con vistas a Moncloa que el Estado de las Autonomías era aún mejor que el Estado Federal, porque favorecía, como bien explicó Pasqual Maragall, el «federalismo asimétrico»? ¿Será simétrico ahora? ¿Qué Estados deberían federarse según el original politólogo? ¿Admitirá Cataluña a España como Estado o será siempre un ente discutido y discutible? ¿Qué otras comunidades tendrán rango de Estados federados? ¿Qué simples regiones podrán mancomunarse en Estado federable? Por favor, queremos saber.

Cuando el factótum de PRISA alaba el «perfil bajo» de Rajoy frente al desafío separatista de Mas, sacrificio admirable en quien siempre cultivó un estilo combativo y un perfil estratosférico, es porque ya tiene diseñado el mapa de la antigua España para dejarla como nueva, un Estado que es el único en que encajará la «singularidad de Cataluña», fórmula poco original pero que para lerdos, vale. Tanto apreciaría yo el éxito del bálsamo de Fierabrás, ese novoestado federado, integrado y próspero, ideado por don Juan Luis, que a la nueva nación propongo llamarla Cebriaña, capital, Cebrianópolis.