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  • Carlos Cuesta

Los que pagamos

YO NO bloqueo calles. Ni amenazo con independencias. No paralizo empresas. Ni cambio presos por treguas. Soy, simple y llanamente, un contribuyente. Formo parte de ese grupo de personas a los que, por desgracia, lo único que nos toca es pagar esta fiesta. Los mismos que nos hemos apretado el cinturón para cuadrar nuestros gastos a la realidad de que hay un miembro o dos menos trabajando en el hogar. Los mismos que hemos sustituido vacaciones por visitas a parientes. Y los mismos que este año pagaremos de media por trabajador 1.000 euros más en impuestos, convirtiéndonos en unos de los sujetos fiscales más castigados de la OCDE.

Somos quienes, en vez de movilizar 850 autobuses -como hicieron el sábado los sindicatos para protestar por unos recortes que a ellos les cuestan 8,5 millones en subvenciones- seguiremos trabajando para poder pagar 15.000 millones adicionales en impuestos. Somos quienes, pese a ello, reducimos nuestra deuda un 3,9% anual, mientras la del Estado central se dispara un 16% y la de las autonomías, un 10,99%.

Y somos los que pagaremos las pérdidas que origine el rescate de cajas y autonomías, mientras Cataluña resquebraja España con el único fin de controlar los 27.000 millones que se recaudan en su territorio de los impuestos pagados por los españoles.

Nosotros somos quienes respetamos la ley. Pero a los que la ley cada día castiga más. Nuestros bolsillos se han convertido en el parche que remienda cada agujero. Mientras vemos cómo nuestro esfuerzo acaba arruinado en un país plagado de caraduras regionales que exigen dinero sin condiciones o directamente proetarras que gritan «la lucha sigue. Aurrera bolie».

¿Cuánto más va a durar esto hasta que el presidente se dé cuenta de que o los sacrificios son compartidos o no lo son? ¿Cuánto más va a durar hasta que se percate de que los paños calientes se pueden convertir en el caldo de cultivo de un incumplimiento de las exigencias fiscales? ¿De veras piensa que puede seguir respondiendo a cada agujero público con un nuevo impuesto al ahorro o al gas? Esperemos que se percate a tiempo. Antes de que Europa, o nosotros mismos, nos cansemos aún más.