De mendigo a campeón mundial

Hace 10 años, el nuevo rey de los pesos medios, pidió limosna en iglesias de Madrid, fue encarcelado y trabajó como lavaplatos y portero de discoteca

'Maravilla' Martínez celebra el título. / BARRY SWEETT / EFE

Hace una década, el boxeador argentino Sergio Martínez llegó a Madrid en tren desde Italia. Quería emigrar a España, pero había volado con su novia desde Buenos Aires a Roma porque era más barato. Tenían 1.800 dólares entre los dos, pero les robaron por el camino y llegaron casi sin blanca a su destino. Lo único que les quedaba era el contacto de un entrenador.

Martínez, apodado Maravilla, quería seguir con su carrera de púgil, que había empezado de adolescente en Argentina, pero se encontró con que instalarse en Madrid sin papeles no era tan fácil. Lavó platos, hizo de portero en discotecas y dio clases en gimnasios. «Como fui indocumentado, estuve preso, pasé hambre y los domingos pedía comida en la puerta de una iglesia con los mendigos, eso fue duro, sí, no fue bonito», dijo el boxeador en una entrevista en la televisión argentina esta primavera. El púgil había sufrido desde niño. Se crió en una casa donde a menudo faltaba la comida. La primera cena que recuerda haber tomado fue con 14 años, cuando ya trabajaba como soldador para ayudar con las cuentas de su casa.

La experiencia extrema, hasta la mendicidad, le ha llevado a valorar más el dinero conseguido con los principales premios de boxeo del mundo. El sábado por la noche logró en Las Vegas el título de campeón en peso medio, la culminación de años de excelencia en que ha ganado 50 de 53 combates. Venció en 12 asaltos al mexicano Julio César Chávez Jr., hijo de otro púgil célebre.

El triunfo supone para Martínez recuperar el título y llevarse un premio de 1,4 millones de dólares (unos 760.000 euros), además del porcentaje de los ingresos de la televisión de pago. El boxeador ya es millonario, pero dice que «en la vida real» sigue fregando los platos en su casa. «Yo no hago locuras con la plata. Me costó mucho, mucho, ganar mis primeros 1.000 dólares aunque ahora tenga millones y todo lo valoro. Mi vida es haberle comprado una casa a mi vieja y a mis hermanos por todo lo que ellos hicieron por mí», explicaba en mayo a la cadena argentina América TV.

Ayer alabó a su contrincante y al deporte en general. «Ganamos mi equipo, el boxeo, Argentina, España, el WBC, México. Qué grande es el boxeo y qué grandes somos los guerreros», escribió en Twitter con sus «respetos» al rival. Tras el combate, insistió en que el mexicano había «jugado una gran pelea». El argentino acabó con una mano fracturada y con una lesión de rodilla, de la que será operado en España.

Sergio sigue agradecido a España pese a las penurias, porque allí se desarrolló como boxeador gracias a entrenadores como Pablo y Gabriel Sarmiento. Desde España empezó a triunfar en Europa. Peleó en Reino Unido y tuvo la oportunidad de volver a EEUU, la meca del boxeo que ya había intentado en sus primeros golpes de veinteañero. Pero el argentino sigue considerando Madrid su casa y está empañado en formar a futuros campeones en España. Su promotora, Maravilla Box, organizó un torneo en mayo en el gimnasio del Rayo Vallecano y aspira a montar títulos europeos.