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Concejala de Yébenes

España ya está desbragada; nadie se atreve a decir que una gayola provoca males irreversibles en el organismo. La Iglesia consideró que la polución sin coito carnal, por puro placer, es un pecado de inmundicia y un peligro para la salud. No quiero molestar a los creyentes, pero les recuerdo que nuestros viejos proverbios dicen que nunca las pajas hacen preñadas y que los seres humanos fueron en sus orígenes pajilleros y caníbales y en muchos lugares siguen con la gallarda y en algunos, con el hacha. Este Papa es muy listo, pero está rodeado por el sanedrín peligroso y hace unos meses el Vaticano desautorizó el libro de la monja Margaret A. Farley donde mostraba tolerancia ante la masturbación femenina porque entre otras cosas logra que las mujeres descubran su propia capacidad para el placer. A pesar de sus dudas la Iglesia evoluciona con la sociedad porque ya sabe que no es buen remedio para no ser hereje, ser necio.

No existe ningún vicio que no tenga su defensa y sus partidarios, y también sus enemigos feroces; la moralidad es una asunto de máxima importancia para las creencias, pero para la democracia la máxima virtud es la libertad y el derecho de todos los ciudadanos a tener los cinturones y llaves de todos sus deseos. Sin embargo esa libertad está siendo atropellada y violada a todas horas por los nuevos alcahuetes de la televisión y la Red. Vemos como los exnovios y toda clase de despechados y chivatos practican el placer de vengarse en una nueva versión de las sacas, unas veces calumniando por dinero y otras por vendettapolítica. Esa nueva modalidad del paseo, es la que ha sufrido la concejal de Los Yébenes, Olvido Hormigos. Su contorno de odalisca, sus tetas de lozana manchega, la acción de masturbarse, se han multiplicado hasta el infinito en la Red. Se grabó ella misma pensando en su marido, quizás para que la viera y dejara de cascársela. Ella le ha dicho esta mañana a Carlos Herrera: «Yo creo que no he hecho nada malo».

La paja, según el diccionario erótico es una convulsión rítmica y uniformemente acelerada, durante la cual la hembra pone el dedo en la llaga y el varón hace de su cuerpo una zambomba.

Ante este caso, cuando algunos tomaban el suceso a broma, Eduardo Madina ha contestado: «¡Basta ya de la España de Bernarda Alba». De acuerdo, aunque recordemos que algunos socialistas también montaron vídeos. Basta ya de la España del luto y de la envidia como se ha probado en la reacción de apoyo a la concejala en la Red. En yo también me masturbo, Javier Parra escribe: «Las únicas corridas inmorales son las que transmite RTVE».