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  • Casimiro Garcia Abadillo

Oxígeno para Rajoy

La decisión del BCE de establecer un mecanismo reglado para la compra de deuda de los «países periféricos», fundamentalmente España e Italia, desató ayer la alegría de los mercados. La prima de riesgo bajó a 449 puntos y el Ibex ganó un 4,9%.

Esto ya lo hemos visto otras veces (por ejemplo, tras el último Consejo Europeo o tras el acuerdo para facilitar un crédito de 100.000 millones a la banca), así que no conviene echar las campanas al vuelo.

Sin duda, lo más importante de ayer es que tanto Merkel, en su encuentro con Rajoy, como Draghi, tras la reunión del BCE, reafirmaron que el euro es un proyecto «irreversible». Es decir, que despejaron las dudas, cada vez más extendidas, de que la Unión Europea podía romperse en favor de una Europa a dos velocidades.

Esa seguridad, así como el establecimiento por parte del BCE del sistema para rebajar el coste de financiación de España y de Italia, relajará un tiempo la tensión en los mercados.

Lo que acordó ayer el consejo del BCE (con la relevante oposición del presidente del Bundesbank, Jens Weidmann) es que la compra de deuda, con plazos de hasta tres años, en el mercado secundario se hará siempre tras la petición formal del país que lo necesite al Fondo de Rescate o al Mede de un rescate, que exigirá «estrictas condiciones».

Es decir, no habrá en ningún caso compra de deuda sin rescate. Y, aunque nunca será un rescate como el de Grecia, Portugal o Irlanda, conllevará duras condiciones macroeconómicas, ligadas al cumplimiento del déficit público.

Con el acuerdo del BCE y las palabras de apoyo de Merkel a las reformas emprendidas, Rajoy gana tiempo.

El presidente del Gobierno confía en que el efecto combinado de la disipación de las dudas sobre el euro y el cumplimiento de sus planes le evite tener que pedir ayuda al BCE y, por tanto, la humillación de reclamar formalmente el rescate.

Los datos de ejecución presupuestaria hasta el mes de julio ponen las cosas muy difíciles al Gobierno y convierten en una tarea casi imposible el cumplimiento del objetivo del 6,3% de déficit para este año. Pero esa será la vara por la que nos van a medir los mercados.

Si la subida del IVA da el resultado previsto, se controlan los gastos de las autonomías y se frena la destrucción de empleo, las cuentas públicas podrían mejorar de aquí a final de año. La jugada de Rajoy consiste en utilizar el balón de oxígeno que le ha proporcionado el BCE para que los ajustes comiencen a dar frutos. Sólo en ese escenario se podría evitar un rescate.

Pero si el Gobierno no logra dominar el caballo desbocado del déficit, Rajoy habrá logrado retrasar los sacrificios que implicará la solicitud formal de la ayuda, al menos, hasta después de la doble cita electoral del 21 de octubre en Galicia y el País Vasco.

La pelota, como dijo la canciller alemana, está en el tejado español. El Gobierno ya no podrá culpar a otros de sus errores.