SEMANA GRANDE

Reivindicación vasca de la Fiesta

Pase de pecho con la 'ikurriña' en la muleta de Antonio Barrera, que cortó la única oreja de la tarde en Illumbe. / JUAN HERRERO / EFE

El Pilar / Barrera, Leandro y Fandiño.

Plaza de toros de Illumbe. Martes, 14 de agosto de 2012. Tercera de feria. Algo más de un cuarto de entrada. Toros de El Pilar, de diferentes y grandes hechuras y desiguales caras, bien presentados, contrahecho el 3º, frenado y apoyado en las manos; bueno y de profunda embestida por el derecho el 1º; bondadoso y falto de empuje el 2º; una prenda el muy serio y cinqueño 4º; tras la mata y de sordo peligro el 5º; sin entrega, potencia ni bravura el torazo 6º.

Antonio Barrera, de turquesa y oro con cabos negros. Estocada delantera y un punto atravesada (oreja). En el cuarto, tres pinchazos, bajonazo horrendo y estocada (silencio).

Leandro, de rioja y oro. Cinco pinchazos y descabello. Aviso (silencio). En el quinto, pinchazo, puñalada en los costilares y descabello. Aviso (silencio).

Iván Fandiño, de azul pavo y oro. Estocada corta defectuosa y descabello (silencio). En el sexto, estocada desprendida (palmas de despedida).

Sorprendió Antonio Barrera con la ikurriña en la muleta como reivindicación de la universalidad de la Fiesta que no entiende de fronteras, como recuerdo a los orígenes vascos del toreo, que ya Alfonso X el Sabio trovaba en sus Cantigas a los matatoros norteños, los de más valor y arrojo en las lides de la prehistórica lidia no concebiba entonces como tal sino como una lucha, un rito de virilidad y fecundidad. En tiempos de penumbra política, la Tauromaquia arraigada en Francia, México, España, Perú, Ecuador, Venezuela, Portugal, sobrepasa aquello de la «Fiesta española» tan inoportunamente traído con la que cae en San Sebastián con Bildu. La misma coalición que gobierna en la taurina Azpeitia con sus magníficas corridas de San Ignacio. No es una cuestión de banderías la que se debate ni convienen esos terrenos, que son los suyos, absurdos por reduccionistas y provincianos.

Fiesta española quedó como ilustrativa cabecera de una revista taurina de los 60. Usarla ahora no conduce a nada más que a dar alas a las tesis nacionalistas, incluso a las colonialistas teorías de los caciques de Venezuela, Ecuador y el eje bolivarista de las Américas. En la cercana Bayona, conviven en las tejas de su recoleta plaza banderolas del País Vasco, Francia y España, como sobre los lomos de sus mulillas.

Hay que ser listos como Antonio Barrera para recordar la Historia en este momento, las raíces vascas del toreo, el tejido neuronal de la Tauromaquia que se expande por Iberia, la piel de toro, con diferentes hipotálamos en su nacimiento. Diseccionar el toreo con mugas e insignias lo destroza. Iván Fandiño, Iván de Orduña, lucía ayer en sus bordados el lau buru, el mismo vestido que sacó en Bilbao por el 50 aniversario de Vista Alegre. Corrida que se fundó por el aniversario de la Villa y que antiguamente se inventó como la Corrida de la Liberación, por la caída del sitio de Bilbao. ¿Qué sentido tendría ahora seguir con la misma cantinela? ¿Fiesta española? Sí y más allá. Pero no jodamos con la pelota. Tratemos de difundir el mensaje de la universalidad y el de una economía interior que se desangra dejando regueros de beneficios para todos los sectores que a su sombra han hecho y hacen caja: cerca de 9 millones de euros perderá San Sebastián en hostelería, restauración y servicios. ¿Banderas? Nunca lucieron en Illumbe; el profundo dolor es que Illumbe no funciona como en el quinquenio del 98 a 2002. Lo que no justificaría en absoluto una ridícula decisión de los radicales de cierre y carta de ajuste porque los toros en Donosti se autofinancian y suman un valor añadido a la Semana Grande e íntrinseco con estos precios. That's the question. Versatilidad camaleónica, señores, para supervivir y la bandera en el corazón (por desgracia). ¿Olvidáis las negociaciones subterráneas con HB para que los toros volvieran a San Sebastián después de un cuarto de siglo (1973-1998) de ostracismo?

Barrera se reencontró con esta que siempre ha sido su plaza con la ikurriña por muleta y un buen toro de El Pilar de profunda embestida sobre su ayer templada mano derecha. Puede que le faltara final, un final que adornó el gudari de Sevilla por manoletinas, una estocada delantera y una oreja. Desde ahí la complicada corrida de Moisés Fraile se torció con retranca, peligro sordo y no tan sordo que pagó Paco Peña con una cornada en la rueda de peones de un serio cuarto que estaba a todo menos al engaño. A una mosca que volase. Pasó el matador las de Caín y Abel para ejercer su profesión casi a sablazos. Como Leandro, también puesto en fuga con el amagado quinto espada en mano, después de hacer un esfuerzo. Aunque Leandro no le pega una estocada a un tambor, como se vio con su bondadoso toro anterior, que careció de empuje. Fandiño se las vio y deseó con un toro feo y frenado que ni por inercia y distancia se desplazaba. Y tampoco el torancanazo sexto, una choperada.

>Vea hoy el videoanálisis del gesto de Barrera toreando con la ikurriña, por Zabala de la Serna.