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  • David Gistau

El anillo del Rey

Las apelaciones al patriotismo constituyen un chantaje emocional. Incluso en democracia, el gobernante que las hace se acoge a sagrado en un ámbito sentimental, primario, en el que la discusión de repente linda con la traición. Es un ardid de los más cínicos de cuantos se emplean para desacreditar a los contestatarios, para orientar hacia ellos la inquina de la gente, por más legítima que se antoje la protesta, por más necesarios que sean esos contrapesos que evitan la resignación bovina.

A todos se nos antojó ridícula la simpleza con la que Zapatero despejó antaño la inminencia de la crisis: «Antipatriotas». Es ahora el PP, que ya ha tenido tímidos ramalazos de un peronismo a la española, el que pretende ampararse en la coartada patriótica. Esa fiebre que surge cada vez que fallan las razones y conviene empujar a la sociedad a una suerte de militancia cuya naturaleza monolítica conocemos por los nacionalismos. Se nos viene encima un aguacero de la propaganda según el cual subir el IVA o reducir las prestaciones equivale a hacer patria, a enrolarse en una aventura nacional que castigará a los enojados como a desertores que no hubieran acudido a las playas de Churchill.

El consejo deliberativo que hoy tendrá lugar en Zarzuela es un atrezo perfecto para trasladar a una textura patriótica esa comparecencia parlamentaria en la que Rajoy agregó presión a esas clases medias ante las que se postuló como un protector al tiempo que sigue protegiendo privilegios políticos. Ignoro si el Rey sigue buscando ocasiones trascendentales en las que hacerse perdonar los elefantes, y si está dispuesto a compartir la electrocución política de Rajoy. Pero es evidente que, con su presencia, el Gobierno intenta blindarse con un símbolo que, aun deteriorado, trae el recuerdo de otras empresas colectivas que ya están incrustadas en la memoria. La subida del IVA y la reducción de las prestaciones traen el sello del anillo real, sépanlo los que urdieran protestar. Pero uno cree que un estadista con verdadera capacidad de liderazgo habría apechugado solo.