Abusar

ESE GRAN desconocido. El vecino. Tu padre. Tu maestro. Tu hermano. El mismo que te daba las buenas noches, o algún consejo, que te explicaba cómo seguir o cuándo parar. El que te cogió al nacer, en sus brazos. El que te ayudaba a ponerte el uniforme del colegio o a atarte los zapatos. El mismo que un día cruzó la costura del calcetín, y siguió acariciándote la pierna hasta llegar a la boca del estómago. Tus ojos abiertos como platos. Y todo tu amor aturullado, confundido, teñido de negro, espantado. Pasan los años, convives con la certeza de saber que algo roto flota en algún rincón de tu memoria y que algún día tendrás que coserlo, con cuidado, perdonándote la osadía de haberlo callado durante tantos años. ¿Pero dónde se torció el paso que le empujó a pisar el barro, a cambiar tu destino, tu manera de percibir a los demás, el sexo, las miradas?

Abusar. Abusar de alguien. De su inocencia. De su confianza. Robarle la sonrisa y transformarla en mueca de dolor. Y de asco. Ejercer el poder de la violencia. La presión de ser un referente al que no te puedes negar, ni imponer, ni nada. Que te mete el miedo en los pulmones y te impide gritar. Ni pronunciar su nombre. Qué agonía. Contigo, para siempre. Su olor, su cara, sus manos, su voz. Acompañándote. Entre el espejo y tú. Entre el deseo y tú. Entre el amor y tú. Siempre él. Jesús Carballo, por ejemplo. Seleccionador Nacional femenino de gimnasia artística durante más de treinta años. Presunto abusador hasta que no se demuestre lo contrario. Quizá soñaba con pasar desapercibido. Con arrinconar su pecado en algún lugar de su conciencia, y con seguir andando como cualquiera por los caminos de su infierno. Y no. Una de sus víctimas decidió hablar. Un cristal le devolvió su imagen y se paró a mirar, aterrada. No se reconoció. El tiempo y los recuerdos se instalan y hay que escupir para volver a andar. La Policía encuentra totalmente veraces los hechos, que se cometieron cuando la niña era menor de edad. Sus compañeras dicen que es verdad, y que varias de ellas sufrieron abusos de quien a la vez, las elegía para cumplir un sueño. A un precio muy alto, la verdad. Pero habrá que esperar. Los hechos han prescrito y no se han encontrado indicios suficientes para continuar. Pero las cosas han cambiado. Porque ahora él tendrá que explicar a quien le quiere quién es en realidad Jesús Carballo. @cayetanagc