QUO VADIS ESPAÑA / EL DIAGNÓSTICO ECONÓMICO

Clamor contra Rajoy por subir impuestos sin reducir el Estado

El consenso entre los expertos es absoluto: el Gobierno debe bajar los impuestos y reducir el gasto y la estructura del Estado. Es el único antídoto con el que plantar cara al drama del paro. Porque el desempleo no bajará hasta que haya crecimiento. Y el PIB no avanzará mientras las empresas estén asfixiadas por la creciente carga fiscal y la Administración siga engordando.

EL MUNDO ha recabado la opinión de 10 economistas de diferentes tendencias sobre los pronósticos y las medidas anunciadas el pasado viernes tras el Consejo de Ministros. «Esto va a reventar, la subida de los impuestos es fatal para las empresas que están peleando por mantener a su gente», avisa el profesor de la Universidad de Barcelona Gay de Liébana. Una subida que, a ojos de David Taguas, responde a «la incapacidad del Gobierno para controlar la expansión del tamaño del sector público».

«Es una situación insostenible e inaceptable. Seguimos empecinados en mantener una estructura administrativa enorme y depredadora», añade desde Londres el gestor de fondos de Ecofin Daniel Lacalle. El enorme peso del «hipertrofiado sector público» es el que está asfixiando y «empobreciendo al sector privado», recuerda Juan Ramón Rallo, del Instituto Juan de Mariana. El problema, a juicio de la gran mayoría, incluso los que no ven con malos ojos las subidas impositivas, es que el Gobierno se ha resignado a convivir con un paro que causa estupor en la UE.

DAVID TAGUAS

Director del Ins. de Macroeconomía de la Universidad Camilo José Cela

1. El escenario macroeconómico del Gobierno requiere alguna explicación. El crecimiento en el primer trimestre ha sido de -0,5%. Para que en el conjunto de 2013 pudiera ser el -1,3%, se requeriría que los crecimientos intertrimestrales del resto del año fueran 0,0 en el segundo y 0,1 en el tercero y cuarto. A partir de ahí, el Gobierno mantiene el crecimiento de 0,1 otros dos trimestres, 0,2 cuatro trimestres, 0,3 cuatro trimestres y 0,4 los últimos dos trimestres de 2016. Demasiado simple. El problema es que con este escenario la evolución del empleo sería significativamente peor. Caería hasta, al menos, la segunda parte de 2016. Ello implicaría que, aun reduciéndose la población activa, la tasa de desempleo no caería del 27% hasta la segunda parte de 2016. Es un escenario muy poco realista en el corto plazo y extremadamente conformista en el medio plazo.

2. Las subidas de la imposición directa han constituido errores muy grave: aumento de 13 puntos en los marginales del IRPF, de 12 en la imposición sobre el ahorro, las subidas en Sociedades y la recuperación del Impuesto sobre el Patrimonio. Y ahora el nuevo sobre los depósitos. Todas han respondido a la incapacidad del Gobierno para controlar la expansión del tamaño del sector público que, desde que se inició la crisis, ha crecido 10 puntos del PIB. El incremento de los tipos marginales distorsiona enormemente el comportamiento de familias y empresas y no tiene efectos en la recaudación. Los ingresos por impuestos directos fueron máximos cuando los tipos marginales eran mínimos.

3. La reducción del déficit es muy insuficiente. No consigue ni siquiera estabilizar la deuda pública, que ha crecido en 500.000 millones desde que empezó la crisis. La economía española requiere un proceso de consolidación fiscal más ambicioso que el que nos presentaron el viernes. Habría que adelantarlo un año: una senda de déficit del -5,5%, -4,5%, -3,0% y -1,8% en el periodo 2013-2016 estabilizaría la deuda en el 96,2% a partir de 2015.

4. Hay que deshacer las subidas impositivas en IRPF y Sociedades, reducir drásticamente la fiscalidad sobre el ahorro y eliminar definitivamente el Impuesto sobre el Patrimonio. Necesitamos una estructura europea en IVA y homogeneización de la fiscalidad sobre hidrocarburos. En el mercado de trabajo hay que introducir de una vez el contrato único con costes de despido crecientes y cambiar los incentivos de las prestaciones por desempleo impulsando el modelo austriaco. Y faltan las reformas de la Administración, de la Justicia e introducir competencia en los sectores aún excesivamente regulados.

MANUEL CONTHE

Ex presidente de la CNMV y presidente del Consejo Asesor de Expansión y Actualidad Económica

1. Sostenible o no, es inevitable. La elevada tasa de paro se debe no sólo a factores cíclicos coyunturales, vinculados a la crisis, sino a problemas estructurales difíciles de corregir a corto plazo, como falta de formación profesional, insuficiente movilidad geográfica, rigideces normativas, limitado espíritu emprendedor, seguro de desempleo relativamente prolongado... La familia es un eficaz colchón protector, pero también, por eso mismo, un factor que favorece el desempleo y la falta de movilidad.

2. El aumento de los impuestos especiales y de algunos medioambientales parece lógico. También era lógico mantener el nivel de IVA y no reducir el IRPF. El esfuerzo de ajuste presupuestario es inevitable, pero tenía que complementarse con medidas de racionalización y ajuste del gasto público, que parecen ausentes.

3. Sí. A España le ha perjudicado el clima de estancamiento económico en los grandes países de la zona euro, empezando por Alemania. La internacionalización y el sector exterior debieran ser la palanca de nuestro crecimiento, puesto que somos un país muy endeudado con nuestros socios europeos. A cambio de perseverar en nuestro ajuste interno, debemos seguir pidiendo políticas económicas más expansivas de nuestros acreedores.

4. Parecería inevitable un cambio drástico en las políticas de desempleo, con énfasis en las activas. Las enormes subvenciones para formación a sindicatos y CEOE parecen inútiles. Debiéramos favorecer los trabajos a tiempo parcial. La formación profesional debiera tener mucho mayor peso porque algunas carreras son fábricas de desempleados. El dominio del inglés sería esencial. No veo en el Gobierno una política ambiciosa de racionalización del gasto público. Pero confieso que no tengo información suficiente y precisa sobre medidas concretas, salvo algunas evidentes, como las que buscan hacer sostenibles las pensiones públicas.

SANTIAGO CARBÓ

Catedrático de Economía de la Bangor Business School.

1. Ésa es la primera pregunta que me hacen los analistas internacionales. Hasta ahora, España ha gozado de resortes tales como los lazos familiares y toda una red social tejida en torno a la escasa movilidad geográfica que ha permitido que esos lazos sean los que hayan impedido, en buena medida, tensiones derivadas del desempleo. Sin embargo, esto es un experimento en marcha porque es una línea de tensión que no sabemos cuánto tiempo puede resistir. Además, están los efectos del desempleo sobre una ya tremendamente deprimida demanda interna y sobre el sector bancario. Las entidades financieras ya han librado muchas batallas en esta crisis y ahora la persistencia del desempleo tiene en las hipotecas un reto muy importante, económico y social.

2. Con las restricciones de partida que impone Bruselas es difícil pensar que haya muchas otras opciones. Eso sí, parece el momento de plantearse hasta qué punto la subida puede incrementar o reducir los ingresos fiscales. Cuando se dice que en España existe margen para la subida de algunos impuestos respecto a otros países de nuestro entorno es verdad, pero también lo es que el contexto recesivo es bastante delicado y ese supuesto margen fiscal podría ser cuestionable. Habría que distinguir, además, mucho entre sectores de actividad y gravar menos los más competitivos y los de mayores dificultades financieras. Por otro lado, la carga impositiva está recayendo sobre las rentas medias y medias-altas en mayor proporción relativa que son, precisamente, los que podrían aumentar el consumo.

3. La ampliación de los plazos para el cumplimiento del objetivo de déficit del 3% ha sido una cuestión básica para dotar de mayor realismo al proceso de consolidación fiscal. Era una necesidad imperiosa porque los plazos no eran realistas y hacían que la austeridad fuera una losa. Un año más de plazo hubiera sido poco, dos comienza a ser razonable y un mayor plazo hubiera sido incluso más conveniente, pero la credibilidad se hubiera resentido. En todo caso, no olvidemos que España va a tener déficits públicos notables en estos próximos años, lo acercará nuestro stock de deuda pública al 100 % del PIB, un nivel muy preocupante.

4. Es preciso cuanto antes un programa nacional para el empleo. Es una emergencia nacional. Actuando principalmente sobre la población activa más joven y con menor cualificación, fomentando un verdadero reciclaje. Algunos socios europeos no entienden las llamadas políticas activas de empleo en España y su escasa profundidad desde hace ya mucho tiempo. Eso hay que cambiarlo radicalmente. Y es preciso que sea en un contexto de una reforma laboral aún más completa, con unos sistemas de contratación más simples y flexibles. La reforma laboral debe incorporar elementos relacionados con los incentivos, tanto para el empleo público como para el privado. La llamada devaluación de salarios –que, en parte, ya se está produciendo– es necesaria, pero no puede ser lineal, sino que debe ser menos intensa cuanto mayor sea la competitividad y la productividad. Eso cuesta que se acepte en España pero no habrá más remedio. Luego están otras reformas absolutamente necesarias como la de las pensiones o la de las administraciones públicas, muy tímidas hasta el momento. Y la de la educación, una reforma recurrentemente fallida que implica costes y pérdidas de competitividad durante décadas.

J. M. GAY DE LIÉBANA

Profesor de Economía Financiera de la Universidad de Barcelona.

1. No. Es insostenible. Esto va a reventar. En el Gobierno yo no sé en qué están pensando, pero lo que mejor pueden hacer es irse. Después de lo de ayer estoy boquiabierto. Hicieron una rueda de prensa para Bruselas y el FMI, pero de lo que hay que hacer, nada de nada. Además, creo que está realmente más cerca de los siete millones de parados que de los seis. Porque falta el ajuste de la banca, Iberia, las cajas, orizonias. Empiezas a sumar miles y te encuentras luego con los puestos indirectos. Va a ir incrementándose y con una falta de crecimiento atroz. Vamos camino de un 30%.

2. Mal, lo veo mal. Soy partidario de bajar el IRPF para que la gente tenga más renta disponible y se potencie el consumo. Prometieron quitarlo y han metido 2014. Es una medida fatal. Si bajaras un poco las retenciones, habría dinero circulando. El IVA no hay que tocarlo e incluso bajarlo donde se pueda para abaratar precios. El de Sociedades lleva una trampa que va a ser mortal. Hablan de las grandes empresas y las exenciones y las deducciones. Pero es que 20 millones de facturación, no de beneficios, no es nada para una empresa mediana. En España hay infinidad, a las que se les va a subir el tipo efectivo cuando están peleando por mantener a su gente. En vez de ayudar es una carga de profundidad. Lo de los depósitos es la antesala de una quita potencial. La banca tiene unas cuentas de explotación deplorables, no tienen capacidad de pagarlo y lo trasladarán a los clientes.

3. No se van a cumplir. Hemos cerrado 2012 con un déficit efectivo de más del 10%, que son más de 100.000 millones. Sin contar la ayuda de la banca, unos 75.000. Con el paquete de medidas quieren recaudar 5.000 millones, lo que llevaría el déficit estructural a 70.000. Para 2014 no hay atisbo de recuperación que explique cómo dejaremos atrás esos 70.000 millones. Bajar en 2015 a un 3% no es factible. Tendrías que subir más impuestos o rebajar mucho el gasto, y no lo veo. La deuda va galopando. Acabaremos este año con un 100%, nada de 99,8% en 2016.

4. Lo primero que hay que hacer es combatir el paro, como sea. Bonificando a las empresas en un 100% a la Seguridad Social dos años a los que lo contraten. Y necesitamos fórmulas sencillas para contratar gente unas cuantas horas, minijobs o como quieran llamarlo. Un régimen de contratación sin servidumbres. También financiación abierta para pymes, que están exhaustas de su capacidad financiera. Medidas rápidas, para ya; no se puede retrasar. Y rebajar todo lo que se pueda los impuestos indirectos, todo mejor, pero me temo que será lo opuesto.

IGNACIO CONDE-RUIZ

Subdirector de Fedea y profesor de la Universidad Complutense.

1. En un país desarrollado como el nuestro claramente no es sostenible, pero es más preocupante que, a la luz de la política económica, parece que el Gobierno se ha resignado a ello.

2. Estaba cantado que algunas medidas tributarias anunciadas como temporales serían permanentes. La subida del IVA y especiales son medidas acertadas pues la presión fiscal de estos impuestos es sensiblemente inferior a la de nuestros socios europeos. La eliminación de deducciones en Sociedades también va por el buen camino y habría que extenderla a todas las deducciones y al IRPF. Hay que olvidar los parches y hacer una reforma impositiva radical que mejore la recaudación sin dañar el crecimiento.

3. El nuevo calendario es positivo si lo sabemos aprovechar, aunque alcanzaremos antes de lo previsto el 100% de deuda pública. No obstante, para alcanzar el 6,3% de déficit va a ser necesario implementar medidas de recorte de gasto adicionales. De lo contrario, el déficit terminará por encima del 7%.

4. Se habla mucho de recortes o subidas de impuestos, pero nada de reformas. Necesitamos crecer, y el crecimiento no es otra cosa que poner a trabajar a nuestros parados. Y para ello necesitamos ser atractivos para la inversión productiva, tiene que entrar capital, y por otro mejorar la empleabilidad de los parados. Para atraer la inversión es necesaria otra tributación y eliminación de trabas administrativas. Para mejorar la empleabilidad es necesario eliminar la dualidad a través del contrato único, y mejorar las políticas activas y la formación de los desempleados. Esta última tarea es tan ingente que necesitaremos nuevos recursos, que deberían ser acordados y supervisados por Bruselas.

JUAN RAMÓN RALLO

Profesor de Economía y director del Instituto Juan de Mariana

1. Financieramente es una situación muy difícil de sostener: altas tasas de paro significan crecimiento estancado, deterioro de la productividad, ingresos fiscales menguantes y gastos crecientes; un cóctel que por fuerza terminará desatando la desconfianza de nuestros acreedores a menos que el BCE mantenga abierta la irresponsable puerta de la monetización de deuda. Pero si financieramente ya es complicado, socialmente se antoja casi imposible: el desánimo y el enfado sólo van a seguir creciendo.

2. No, son un desastre absoluto. Supone radicalizar la peor de las decisiones que ha tomado este Gobierno: desangrar tributariamente a un sector privado ya muy debilitado. Como no se quiere adelgazar nuestro hipertrofiado sector público, se opta por seguir empobreciendo al privado. El error es más que evidente: el Estado vive de la riqueza que generan familias y empresas; matar la gallina de los huevos de oro para darnos un último festín es una política extremadamente cortoplacista, liberticida y enemiga de la recuperación.

3. No, ni mucho menos, pero es la consecuencia lógica de los prejuicios antiliberales del PP: se niegan a recortar seriamente el gasto y lo fían todo a la subida de impuestos. Pero ésta es una estrategia condenada a fracasar. La solución era otra: bajar el gasto, bajar impuestos y eliminar el déficit. El PP, y antes el PSOE, han optado por mantener el gasto, subir impuestos y consolidar el déficit. Por eso nuestra situación financiera está muy lejos de haberse saneado.

4. Las medidas deben ir orientadas a reestructurar nuestro aparato productivo y nuestras finanzas. El reajuste requiere de tres elementos: tiempo, ahorro y libertad. El Gobierno no puede hacer nada por acelerar ese proceso, pero sí puede retrasarlo mucho, tal como han estado haciendo Zapatero y Rajoy. Hemos perdido seis años y hemos avanzado muy poco. Es hora de comenzar a rebajar el gasto público de verdad (ahorro público), de bajar impuestos (ahorro privado) y de liberalizar completamente todos los sectores de la economía, incluyendo el energético, el laboral o el educativo.

MIGUEL ÁNGEL GARCÍA

Responsable del Gabinete Económico de CCOO

1. La dramática tasa de paro es consecuencia de la concatenación de muchas malas elecciones durante bastantes años. Tenemos mucha deuda y un tejido productivo demasiado pequeño. Por tanto, es difícil esperar milagros a corto plazo. Por ese motivo, a la espera de un efecto positivo de las medidas para crear empleo, es muy necesario reubicar recursos públicos para reforzar la cobertura de las personas sin recursos, porque se están agotando algunos de los instrumentos que han permitido sustentar ese problema hasta ahora (prestaciones por desempleo y ahorro previo de la familia). Un aviso: la economía española debe tener éxito en un plazo de 18 meses en la aplicación de las medidas adecuadas. De otra forma, la posibilidad de recuperación se desvanecerá y habrá muchas posibilidades de necesitar un rescate para evitar la declaración de quiebra. En ese contexto, será mucho más difícil que no se produzca también una quiebra social.

2. La ampliación del periodo para sanear las cuentas públicas es clave para no ahogar la posibilidad de volver al crecimiento en un plazo menor. El nuevo calendario es razonable y cumplible.

3. Cuando los ingresos públicos son inferiores en nueve puntos básicos del PIB a la media de la zona euro es imprescindible mantener la subida en el IRPF y aplicar cambios en las deducciones de Sociedades. Pero además, hay que avanzar, y mucho, en la lucha contra el fraude fiscal (no hay voluntad política real) para conseguir más ingresos y repartir de forma más equitativa la carga.

4. Necesitamos que el proceso de mejor evolución comparada de los precios españoles para ganar competitividad (devaluación interna) sea compartido por todos (no sólo por los salarios) a través de una política de flexibilidad interna simétrica en la distribución de los esfuerzos. Este modelo necesita cambios en la reforma laboral que permita desarrollar la negociación colectiva en una posición más equilibrada de las partes, y políticas adicionales para reducir el precio de productos básicos para la población. Necesitamos progresos en la unión fiscal y bancaria. Y junto al control supranacional de las cuentas públicas, necesitamos una política fiscal europea más ambiciosa. Lo óptimo sería disponer, además, de un plan de choque que ayudara a financiar políticas de inversión en I+D+i y una política específica del BCE para garantizar el acceso a la financiación a menor precio.

DANIEL LACALLE

Economista y gestor de Fondos de Ecofin en Londres

1. Es insostenible e inaceptable. Y es imposible de financiar con el sistema actual de subsidios, lo que llevaría a un drama social aún mayor. La prioridad absoluta debe ser crear empleo, implementar modelos como el alemán que permitan a los parados mejorar su experiencia y salir del agujero de los sectores de baja productividad. En España trabajan sólo 16 millones de 47 millones de habitantes. Me preocupa que se vaya a considerar un éxito si en vez de un 25% en 2015 se llegase a un 20%.

2. La política fiscal confiscatoria impide crear empleo y riqueza. No se puede intentar solucionar un modelo de baja productividad y alto paro cercenando las posibilidades de crecimiento a las empresas y sectores que pueden crear empleo e invertir. Son precisamente la voracidad recaudatoria y las barreras burocráticas las que anulan los posibles beneficios de la reforma laboral. Porque atacan al emprendedor y anulan las posibilidades de atraer capital.

3. El Gobierno presenta un escenario que espero que no se cumpla y, sobre todo, espero que hagan todo y mucho más de lo posible por evitar. Seguimos empecinados en mantener un peso del Estado y una estructura administrativa enorme y depredadora, que nos puede llevar a una deuda pública sobre el PIB en 2015 de más del 100%, muy superior si incluimos empresas públicas, y a endeudar al país cada año en unos 70.000 millones de media. Es un escenario que nos pone a niveles de riesgo muy importantes y una economía muy frágil extremadamente dependiente del crédito y que puede sufrir enormes shocks si se generan dificultades financieras.

4. El mayor plan de crecimiento es dejar de entorpecer el crecimiento de las empresas pujantes. Y ese plan de crecimiento no es tirar de la chequera de los alemanes o de los finlandeses, se llama bajar impuestos y cortar de raíz el gasto político, administraciones duplicadas y subvencione. Seguridad jurídica, claridad y predictibilidad es lo único que va a atraer capital.

JOSÉ CARLOS DÍEZ

Economista jefe de Intermoney

1. No. En 2014, dos tercios de los parados, más de 4 millones de personas, no tendrán ningún tipo de prestación y estarán en situación de pobreza extrema. Nadie sabe predecir cuándo y cuáles van a ser las causas de un estallido, pero el volcán está muy activo y seguimos desperdiciando el escaso tiempo que queda.

2. España tiene una deficiente estructura fiscal y necesita una reforma en profundidad como la que hizo Fuentes Quintana en 1977. El Gobierno va apagando fuegos sin ninguna estrategia. Italia, con los mismos tipos impositivos, recauda 11 puntos de PIB más que nosotros. Hay que podar todas las desgravaciones que décadas de gobiernos de coalición con CiU han ido institucionalizando, especialmente en el Impuesto de Sociedades, y hay que hacer un plan contundente de lucha contra el fraude como en los años 80.

3. Las previsiones del Gobierno para 2013 siguen por debajo del consenso, pero son más realistas. El problema es que desde las de 2014 en adelante la probabilidad de que se cumplan los pronósticos está próxima a cero. Con un cuadro realista la deuda pública acabaría muy por encima de lo proyectado. Es la misma historia que ya ha sucedido con las proyecciones de los países rescatados.

4. El problema de la economía española es el elevado endeudamiento, principalmente privado, bancario y con el exterior. El Banco Central Europeo debe intervenir más agresivamente para bajar el euro a la paridad con el dólar. Dentro de España hay que tomar más medidas todavía para estabilizar el sistema bancario. Hay que meter mucho más dinero en el bancomalo y tendrá que ser público y con cargo al rescate de la Troika. Igualmente, es clave contar con un plan para estabilizar la deuda de las familias y para hacer frente a la situación de los desahucios, tal y como ha propuesto el FMI. ¿Cómo? Hay que identificar los casos de familias con problemas de impago, rebajar su cuota y su deuda y mantenerlos en las casas. Si esas viviendas acaban entrando en el sistema bancario, los costes para el contribuyentes serán infinitamente mayores.

MARCEL JANSEN

Profesor de Economía de la Universidad Autónoma de Madrid

1. Las cifras presentadas por el Gobierno son dramáticas, pero realistas. La alta tasa de paro es la mayor vulnerabilidad de la economía española. Además, los problemas no acaban con la vuelta a la senda de crecimiento. Hay más de tres millones de parados de larga duración y un bajo nivel de educación. Sin ayuda por parte de la Administración, muchos van a encontrar serios problemas para encontrar trabajo durante la recuperación. Ante este riesgo de paro estructural, el Gobierno debería haber redoblado sus esfuerzos de presentar un plan amplio y detallado de reformas, pero más bien parece haberse resignado ante el problema del paro.

2. Son medidas razonables, pero con un impacto muy limitado. España sufre una crisis de recaudación y necesita una reforma profunda de su sistema de impuestos. El sistema actual combina tipos marginales altos con una baja recaudación y grava excesivamente las rentas del trabajo. Habría que reducir tanto los tipos marginales como las desgravaciones y desplazar parte de la presión fiscal hacia elementos patrimoniales.

3. El retraso del objetivo del déficit es adecuado y las nuevas previsiones para el déficit y la deuda son mucho más realistas. El exceso de austeridad impuesto por Europa ha sido contraproducente, y este margen permite suavizar el impacto negativo de los recortes sobre el crecimiento, pero este balón de oxígeno no debería servir para relajar nuestro esfuerzo para corregir los desequilibrios de la economía. Hay que cumplir religiosamente con los nuevos objetivos y intensificar la agenda de reformas para mejorar la competitividad de la economía española y fomentar el crecimiento. El plan presentado en septiembre contiene muchas medidas adecuadas, pero su implementación es demasiado lenta. El viernes debería haber sido un punto de inflexión, pero no lo ha sido. Bruselas debería exigir un calendario claro para las reformas y una explicación detallada de las medidas que el Gobierno planea adoptar.

4. El empleo sólo se recuperará con crecimiento, pero yo había esperado el anuncio, por fin, de novedades en el capítulo de las políticas activas y la gestión de las prestaciones por desempleo. La modernización del sistema público de empleo y la cooperación con agencias privadas de colocación pueden permitir importantes ahorros en el gasto de prestaciones que pueden ser utilizados para mejorar la empleabilidad de los parados de difícil inserción. El uso exclusivo de bonificaciones a la contratación no es suficiente para resolver el problema de paro.

>Videoanálisis de V. Lozano.