Así colapsó el Fondo de Corinna

A propuesta de la princesa, 14 empresas españolas contrataron a Cheyne Capital y AroxLos socios árabes no aportaron lo prometido; los españoles, 200 millones de dólares

Los reyes de España y de Arabia Saudí, en 2007, durante la presentación del Fondo Hispano Saudí. / EFE

La creación del Fondo Hispano Saudí de Infraestructuras y Energía, gestión en la que participó activamente la princesa Corinna zu Sayn-Wittgenstein, derivó en un gran fiasco para las grandes empresas españolas.

En el SSIF (a los involucrados les gusta referirse al Fondo por sus siglas en inglés) participaron finalmente 14 compañías del máximo nivel: Obrascon-Huarte, Grupo Villar Mir, Endesa, Mutua Madrileña, Sacyr Vallehermoso, Abertis Infraestructuras, Acciona, Iberdrola, Isolux Corsan, Técnicas Reunidas, ACS, Unión Fenosa, la Caixa y Caja Madrid.

Aunque el Fondo fue presentado oficialmente 19 de junio de 2007 en un acto en el Palacio de El Pardo, con presencia de los Reyes de España; el ministro de Industria, Joan Clos, y su homologo saudí, Ibrahim ben Abdul Aziz Al-Assaf, entre otros, formalmente no se constituyó hasta el 21 de diciembre de 2007. El proyecto consistía en reunir 1.000 millones de dólares para invertir en la construcción de gigantescas infraestructuras en Arabia Saudí: los socios españoles se comprometieron a asumir el 20% de las aportaciones al SSIF, mientras que el socio saudí, Sagia (Saudi Arabian General Investment Authority), debía de hacerse cargo del 80% restante. Sobre el papel, en 2007 debían aportarse a SSFI 680 millones de dólares y el resto, hasta 1.000 millones, tendría que estar comprometido en firme en 2008.

Los gestores que se contrataron para el Fondo fueron Cheyne Capital y Arox Infrastructure Limited. Jonathan Lourie y Stuart Fiertz, por parte de Cheyne, que intervinieron directamente en la gestión, son buenos amigos de Corinna zu Sayn-Wittgenstein. Las fuentes apuntan a que fue precisamente la princesa quien propuso su nombre. Por otra parte, Arox es una empresa con sede en Suiza, cuyo responsable es Eberhard von Koerber.

Como apoyo en España, los gestores del Fondo contrataron los servicios de Morgan Stanley, banco de inversión con el que ya habían operado en sus oficinas de Londres.

Según diversas fuentes, Corinna, además de estar presente en el acto de presentación en el Palacio de El Pardo, intervino en algunas reuniones operativas del SSIF de la mano de los representantes de Cheyne Capital.

La idea de la creación del SSIF fue del propio rey saudí Abdalá, según las fuentes consultadas, y surgió tras un viaje de los Reyes de España a Arabia Saudí el 8 de abril de 2006.

En dicho viaje estuvo presente un buen número de empresarios españoles (algunos de los que luego participaron en el SSIF) y el entonces ministro de Industria, José Montilla.

La invitación a los empresarios se llevó a cabo directamente desde el Palacio de la Zarzuela. Uno de los empresarios que se trasladó a Riad recuerda que los detalles y las condiciones del viaje le fueron comunicados por Shahpari Zanganeh (que actuó como comisionista del contrato del AVE Medina-La Meca). La ex mujer de Khashoggi se trasladó a Riad en el mismo avión que viajaron los Reyes junto a Corinna zu Sayn-Wittgenstein.

Aunque el primer impulsor del SSIF fue el gobernador de Sagia, Amr El Dabbagh, las fuentes apuntan que el papel de Corinna en su puesta en marcha fue «esencial».

Una de las personas que participaron en las negociaciones asegura que en 2008 se llevó a cabo una primera aportación (closing) por parte de los socios españoles que se elevó a 200 millones de dólares.

Sin embargo, los socios árabes no aportaron su parte, lo que generó la suspicacia de los socios hispanos. Fue entonces, finales de 2008, cuando los gestores del SSIF contrataron los servicios de Juan Garrigues (dueño, junto a otros socios, de una empresa de fomento de infraestructuras) para que hiciera de puente entre los gestores del Fondo y las empresas españolas. Garrigues se trasladó a Arabia Saudí para recabar información, pero la situación económica se había complicado mucho y el gobernador de Sagia había perdido su interés inicial en el macro proyecto.

En junio de 2009, los inversores españoles remitieron una carta a Cheyne Capital y Arox haciendo explícito su descontento por el incumplimiento de los compromisos de los saudíes y el retraso en la puesta en marcha de las inversiones previstas.

El 28 de octubre de 2009, los gestores del SSIF convocaron una reunión con las empresas españolas en la que comunicaron que los saudíes seguían dando largas en sus compromisos de aportación al Fondo y se les dio la opción de liquidarlo definitivamente «de forma amistosa». Los empresarios aceptaron esta última opción. El bufete Garrigues (Juan es sobrino de Antonio Garrigues Walker) se encargó de la resolución de los contratos, lo que supuso el desembolso para los españoles de 2,15 millones de euros. Hay que tener en cuenta que el compromiso de permanencia en el mismo era de ocho años y hacerlo con anticipación implicaba unos costes.

Finalmente, las empresas españolas desembolsaron 15.236.833 dólares, que aportaron según los compromisos de inversión que habían asumido cada una en la constitución del SSIF. El Grupo OHL (Villar Mir) pagó 3,5 millones de dólares, al igual que Caja Madrid (en aquel momento bajo la batuta de Miguel Blesa y cuya Fundación estaba presidida por Rafael Spottorno, jefe de la Casa Real desde 2011). Esas compañías se habían comprometido a invertir un total de 50 millones de dólares. Una segunda tanda, con inversiones comprometidas de 20 millones de dólares, finalmente pagó un millón (como la Mutua Madrileña), y las que tenían comprometidos 10 millones desembolsaron 632.000 dólares (por ejemplo, la Caixa).

Los 15,2 millones de dólares se pagaron al banco de inversión Kleinwort Benson (con oficinas en Reino Unido e Islas del Canal), que fue adquirido hace casi 10 años por el Dresdner Bank.

Según fuentes de toda solvencia, Corinna cobró sus servicios de Cheyne Capital y su minuta supuso cerca de cinco millones de dólares. EL MUNDO trató de contrastar esta cifra con la princesa y ella no contestó a este requerimiento.

El caso es que los empresarios españoles quedaron muy decepcionados después de más de dos años de inútiles negociaciones (formalmente, el SSFI no se cerró hasta principios de 2010). Desde entonces, muchos de ellos recelan de las oportunidades avaladas por la princesa.